lunes, 17 de mayo de 2010

Nuevos valores para una izquierda "desnortada": Debora Serracchiani



Habla claro y sin retórica. Comienza a soltar verdades entre sonrisas, con la voz suave y el índice levantado. Enseguida, en la platea se deshacen los corrillos y surge el entusiasmo. Su cara redonda de niña, coleta y flequillo, engaña. Tiene 38 años, es abogada, se llama Debora Serracchiani y es secretaria del Partido Demócrata (PD) en Udine (noreste de Italia). Y en apenas dos días se convirtió en la nueva esperanza de una oposición que busca desesperadamente una voz nueva y unitaria. Algunos optimistas dicen que será la Obama del centro-izquierda italiano. Como hizo en 2004 el actual presidente de Estados Unidos en la convención del Partido Demócrata, ella ha saltado a la fama con un discurso impactante y conmovedor donde dejó clara su idea de país: "No nos reconocemos en un país que deja la seguridad en manos de sheriffs despolitizados; que piensa que los inmigrantes son criminales; que no invierte en la escuela, universidad e investigación, que cree que la crisis se arregla por tomarla más alegremente, que invita a los médicos a denunciar a sus pacientes, que no tasa a los más ricos porque son pocos (...)"

El discurso duró sólo 13 minutos, pero fue el más aplaudido en la Asamblea Nacional de los Círculos del Partido Demócrata, reunión de las bases y dirigentes locales. El vídeo ha sido descargado miles de veces en Internet, y en la web del PD..."

Hoy, Debora Serracchiani es Parlamentaria Europea, habiendo vencido en una plaza tan complicada para la izquierda como es el Norte de Italia. En su blog, que ha sido su principal arma de campaña, la candidata saludó su victoria con este comentario escueto: "¡He ganado a Papi!".

La novedad del fenómeno Serracchiani, dejando aparte su imagen de jovencita ingenua y con flequillo, como ya he mencionado, tiene elementos de fábula obamiana: surgiendo de la periferia y el anonimato, ha logrado combatir la parálisis de su propio partido y se ha impuesto en la muy machista y televisiva campaña electoral italiana al Parlamento Europeo usando sobre todo el arma de Internet y sin contar con el apoyo material del aparato. Con un comité electoral formado por 18 voluntarios, el nuevo talento de la izquierda italiana redactó y envió por e-mail durante la campaña una carta titulada Primavera democrática, que recorrió la próspera región casa por casa, empresa a empresa.

(Fuente: www.elpais.es)

jueves, 6 de mayo de 2010

Una planta masónica para Madrid

La capital de España no es de nueva planta como la de Estados Unidos y por tanto es difícil encontrar grandes combinaciones simbólicas en su urbanismo. Pese a ello conserva algunos interesantes restos de la presencia masónica desde que se abriera en 1728, en el hoy desparecido hotel San Bernardo en la calle del mismo nombre, la primera logia impulsada por francmasones británicos fuera de Inglaterra y consagrada por el aventurero duque de Wharton, quien a su muerte fue enterrado en el monasterio de Poblet, en Tarragona. Han pasado bastantes años desde entonces y hoy, según propias fuentes masónicas, se calcula que el número de españoles iniciados en la francmasonería alcanza los cuatro mil.
Para empezar, contamos con numerosos monumentos dedicados a masones, como la estatua ecuestre de Espartero junto al parque del Retiro o el monumento a Emilio Castelar en la glorieta del mismo nombre (donde tres figuras femeninas en representación de la Belleza, la Fortaleza y el Conocimiento coronan un alto pedestal a cuyos pies el famoso político iniciado se dirige al pueblo). Las referencias a la orden las hallamos también en las fachadas de diversos edificios como la Escuela de Ingenieros de Caminos o el Ministerio de Agricultura, o en su interior, como los frescos del techo en el Salón de Actos del Ateneo, tradicional centro de reuniones masónicas a lo largo de su existencia. Y por supuesto en el callejero, donde muchas de las calles más importantes llevan el nombre de miembros de la fraternidad, desde Argüelles hasta Cea Bermúdez pasando por Zurbano, Gregorio Marañón, Mesonero Romanos, Goya, Meléndez Valdés y otros.
Otros lugares especiales son el Paseo de las Acacias, un lugar especialmente querido por diversos alcaldes madrileños iniciados en la masonería que plantaron numerosos ejemplares de este árbol que nos retrotrae a la leyenda de Hiram, y el Templo de Debod: no tendremos obelisco egipcio, después de todo, pero sí un auténtico templo, aunque no demasiado antiguo pues data de la época ptolomeica: llegó a España en 1968 (1+9+6+8=24=2+4=¡6!) en compensación por el apoyo de nuestro país a la operación de la Unesco para salvar los templos nubios, y especialmente Abu Simbel, tras la construcción de la presa de Asuán.
Dos son los lugares de mayores, por lo evidente, influencias masónicas. El primero es el llamado Pasillo Verde Ferroviario que antiguamente estuvo “sembrado” con columnas salomónicas y figuras geométricas platónicas, aunque las primeras desaparecieron víctimas del vandalismo y las segundas están sepultadas por los grafitis. Su estructura se basa en la erección de un obelisco de hierro oxidado sobre un cubo de mármol cada dos plazas. A partir de la segunda, aparece también un monumento con los llamados Cinco Cuerpos Platónicos. Las sujecciones de las barandillas son triangulares, con un círculo en su interior, y las escaleras se suceden en secuencias de tres, cinco y siete que coinciden con las edades simbólicas del Aprendiz, el Compañero y el Maestro de la masonería. Más adelante, en el Paseo de la Esperanza, que hace esquina con el de las Acacias y está próximo a la glorieta de Pirámides, existe un parque público con dos pirámides y una fuente también de aspecto piramidal, en cuyos flancos encontramos unos bancos con forma de escuadra.
El segundo lugar es la Puerta Sur o Parque Enrique Tierno Galván, que posee:
a) una rampa en la que se alternan losas blancas y negras,
b) una gran construcción geométrica calculada para que el primer rayo de sol de los solsticios se proyecte en un lugar específico,
c) una chimenea metálica compuesta por cinco cuerpos y con cuarenta y nueve metros de altura (siete veces siete) en cuya parte superior se pueden observar las iniciales ALGADU (Al Gran Arquitecto Del Universo) separadas por los tres puntos masónicos clásicos,
d) un damero similar al empleado en el enlosado de los templos masónicos.
El arquitecto que diseñó la Puerta del Sur y luego se encargó de la gerencia del Pasillo Verde Ferroviario, Manuel Ayllón, publicó en 1993 un revelador libro titulado El acercamiento profano al arte sagrado en el que explicaba el significado de su obra inaugurada en junio de 1992. Según Ayllón, la Puerta del Sur se ubica en el punto exacto del cruce de dos ejes: uno terrestre que se obtiene al unir en línea recta el Observatorio Astronómico (lo astral), el cerro Negro (lo oscuro) y el Cerro de los Ángeles (lo celestial) y otro dedicado a Dionisos que es el señalado entre la iglesia de la Cruz (construida sobre las ruinas de otra templaria de la orden de Calatrava), la torre de hierro Laus Deo erigida delante de la estación de Delicias y el teatro al aire libre del Parque Tierno Galván. Es por tanto la representación del justo medio, el número cicno, porque ni sube ni baja.
Una línea del metro de Madrid conecta estos lugares: es la cinco, claro, con paradas de nombres tan interesantes como Pirámides o Acacias.

Fuente: Las claves de el Símbolo perdido, todo sobre los misterios y revelaciones de la última novela de Dan Brown.

martes, 4 de mayo de 2010

Héroes de mayo

Ricardo Cantalapiedra - EL PAÍS - 02/05/2010

El 2 de mayo de 1808 el pueblo se echó a la calle y los héroes cayeron como moscas. En realidad, la plebe no sabía muy bien de qué iba la vaina. Los madrileños fueron azuzados y engañados por los inquisidores y el sector más cavernícola de la sociedad, que temía quedar sin sus privilegios a manos de José Bonaparte y la Ilustración. El siglo XIX, seguramente el más trágico y convulso de nuestra historia, comenzaba con sangre inocente para defender a los dos monarcas más impresentables que ha tenido en España. El 2 de mayo debiera llamarse el día de los santos inocentes. Fue el día que nuestro país perdió uno de los trenes más importantes de su historia. Hubo otros muchos héroes que los manuales se han encargado de difuminar: la libertad, la Ilustración, la razón y el patriotismo inteligente, que fueron perseguidos con saña durante todo el siglo en cuanto Bonaparte salió de España. Entonces comenzó ese reincidente exilio que hemos sufrido durante tantos años y que ha durado hasta la llegada de la democracia en 1976. Lo que los absolutistas llamaban afrancesamiento no era otra cosa que una españolización razonable al margen de caciques, nigromantes, ladrones, beatería barata, ignorancia, nepotismo, sacristías asilvestradas y prohombres de pacotilla que todavía acechan desde sus atalayas cualquier descuido de la democracia.
El 2 de mayo es un buen día para honrar a las numerosas instituciones y personas que surgieron en contra de reyes corruptos y gobernantes jurásicos. Entre esas instituciones está la masonería, que nos llegó de Francia, precisamente. Uno de los grandes testigos del levantamiento popular frente a los galos fue el pintor Francisco de Goya, que se hizo luego masón y murió en Francia en el exilio, cosa que intentan pasar en el olvido los manuales perversos.
Los masones han colaborado eficazmente a la modernización de España. Por eso resulta inaceptable la antimasonería del franquismo y sus secuaces. Por cierto, Franco pretendió ser masón, pero no lo admitieron, al contrario que a su hermano Ramón, el aviador republicano. Por eso no existe en Madrid una calle o plaza dedicada al mítico aviador hermano del dictador. A pesar de que han pasado 202 años desde entonces, es una rémora inquietante que todavía sigamos en las mismas. A Madrid, y a España, le sigue haciendo falta Erasmo, Tomás Moro, Diderot, D'Alambert, Rousseau, Voltaire y toda la panda de los librepensadores. Eso por no citar a alguno de los nuestros: el padre Feijoo, los hermanos Moratín y otras grandes personalidades de nuestra cultura liberal.