lunes, 12 de mayo de 2008

EL RETO URBANO DEL PSOE

Se trata de un gran clásico electoral: las capitales votan a la derecha; el campo y los núcleos industriales a la izquierda. Lejos de invertirse, las pasadas elecciones reafirmaron esta tendencia. Si atendemos al caso andaluz, que es el que tenemos más cercano, el PP venció en seis de las capitales de provincia, salvo Huelva y Sevilla, mientras que el PSOE sustentó su mayoría absoluta en los núcleos rurales y un nutrido grupo de ciudades medias.

Para analizar estos resultados, contamos con la inestimable ayuda de la edición por el Instituto de Estudios Sociales de Andalucía del volumen La sociedad andaluza (2000), a cargo del sociólogo “de cabecera” de Manuel Chaves, Manuel Pérez Yruela. Este estudio, nos deja una radiografía socio-política de la Andalucía actual donde se da la llamada “paradoja de la satisfacción”; es decir, el riesgo que surge de la existencia de una mayoría satisfecha que abarca a más del 40% de la población andaluza, integrada fundamentalmente por trabajadores de baja cualificación, obreros agrícolas, parados con cobertura, jubilados y habitantes de zonas rurales.

Frente a la visión optimista de la realidad andaluza que expresa este sector, otro 30%, integrado fundamentalmente por clase media o alta, profesionales, funcionarios, etcétera, tiene una visión más escéptica respecto del proceso de modernización de la realidad andaluza, aunque manifiesta hasta ahora un escaso interés en movilizarse activamente en una actitud crítica. Y no debe olvidarse a un tercer sector marginado, integrando un 11% de los andaluces, con una actitud claramente pesimista.
La primera parte satisfecha engrosaría el electorado tradicional del PSOE, mientras que la otra, en un sistema cada vez más tendente al bipartidismo, sería tendente a votar al Partido Popular.
En este sentido, la experiencia nos ha demostrado que pueden existir al menos dos causas fundamentales de la falta de éxito socialista en los núcleos urbanos de más de 300.000 habitantes:
  1. De una parte, el alto porcentaje de abstención entre los votantes progresistas españoles. Mucho más alto que el existente entre las filas de la derecha.
  2. Por otra parte, la falta de efectividad de la organización del Partido, para hacer llegar nuestro mensaje a las clases medias urbanas.
Como ya apuntaba César Molinas en su famoso artículo El poder decisorio de la 'izquierda volátil', “la creencia de que las elecciones generales en España son decididas por los votantes centristas es incorrecta. La evidencia empírica muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los de la izquierda volátil, aquellos que oscilan entre el PSOE, IU y la abstención. Esto equivale a decir -y sé que la equivalencia no es obvia- que en las elecciones generales el PP siempre juega en campo contrario: las puede ganar, pero lo tiene a priori cuesta arriba.” El artículo continúa coincidiendo con la clasificación que ha supuesto mi punto de partida. “En el último cuarto de siglo, España ha votado mayoritariamente izquierda. Desde 1982 ha habido siete elecciones generales. En seis de ellas la izquierda (PSOE, IU y sus antecesores) obtuvo entre un mínimo de 2,3 y un máximo de 3,5 millones de votos más que la derecha (PP, aliados regionales y sus antecesores). Sólo en las elecciones de 2000, que tuvieron la tasa de participación más baja de la actual etapa democrática 69%), la derecha superó en votos a la izquierda: la diferencia fue de 1 millón de votos”.
La evidencia nos muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los votos de izquierdas, es decir aquellos que suelen oscilar entre el PSOE, IU y la abstención. Lo que vendría a reafirmar lo que ya hemos expresado con anterioridad, que en las elecciones generales el PP siempre juega en inferioridad de condiciones.

Sin embargo, el reconocimiento de un punto de partida de ventaja potencial es engañoso, tenemos otro gran enemigo, que es precisamente la fragmentación de la izquierda sociológica. Este es un fenómeno que no sólo existe en España sino que, muy por el contrario está descrito a escala mundial. El problema estriba en que muchas de las personas que encarnan estos modos de pensar progresistas no reconocen que el suyo es precisamente un caso especial de algo más general, y no acaban de ver la unidad entre todos los tipos de progresistas. A menudo piensan que el suyo es el único modo de ser progresista, lo que nos impide que gentes que compartimos valores progresistas lleguemos a unirnos, lo cual suele ser imprescindible, ante el hecho de que la derecha ya se ha unido frente a nosotros.

Es por esto que, en las últimas campañas electorales el objetivo principal del PP ha sido el intentar que no acudieran a las urnas nuestros votantes potenciales, al mismo tiempo que mantenían motivados y fieles a los suyos.

De todo esto, debemos extraer una serie de conclusiones:
  1. La búsqueda del tan manido “centro político” es sólo válida como estrategia para la derecha que, al partir de posiciones alejadas de las tendencias políticas naturales de los españoles, necesitan suavizarse para poder tener una base electoral suficiente.
  2. Debemos articular en las grandes ciudades, mecanismos que busquen fundamentalmente combatir la abstención, para lo cual será necesario que nuestra estructura territorial sea capaz de cumplir con los siguientes objetivos:
    a. Debemos tener una estructura que se adapte mejor a la organización político-administrativa del estado. En la actualidad, por ejemplo, no existe un interlocutor único y autorizado del PSOE para cada administración territorial del Estado, lo que diluye nuestro esfuerzo.
    b. Debemos tener una organización enfocada fundamentalmente a movilizar a nuestro electorado en aquellos barrios donde suelen estar nuestros votos y en los que, curiosamente, la abstención sueles también ser bastante más alta que en los tradicionales de la derecha.
    c. Debemos superar, para las grandes ciudades, el modelo tradicional de agrupación local actual. Las agrupaciones locales es la actualidad viven de espaldas a su ámbito territorial de influencia, más preocupadas por preservar cuotas internas de poder que de estar en contacto con sus vecinos.

Resumiendo, el poder político debe estar en los mismos niveles que la administración territorial del estado, por lo que, si la administración que corresponde al gran municipio es el Ayuntamiento, el PSOE debería contar en tales municipios con una Agrupación municipal con autoridad y autonomía que sirviera de interlocutora con este nivel territorial. Por otro lado, el papel de la Agrupaciones Locales debería estar casi exclusivamente enfocado a la acción electoral permanente y de proximidad al ciudadano.

UNA ESTRATEGIA PARA LAS GRANDES CIUDADES

Otra gran asignatura pendiente del PSOE, prácticamente desde la década de los 90, es la ineficacia que hemos demostrado para hacer llegar nuestro mensaje a las clases medias urbanas. Nuestro discurso ha demostrado funcionar perfectamente en el medio rural pero, por alguna razón, parece no terminar entornos urbanos.

Los partidos progresistas en el mundo, sueles obtener mejores resultados electorales cuando son capaces de articular un discurso nítidamente progresista y claramente diferente del discurso que enarbola la derecha. Esto hemos sabido hacerlo muy bien en España a nivel nacional y en algunos niveles autonómicos.

En el lado contrario, la derecha ha venido sacando rentabilidad en aquellas elecciones en las que hemos caído en la trampa de acudir con un discurso que no se distinguía tan claramente del discurso del PP. En el ámbito municipal, por ejemplo, es frecuente caer en la trampa de la “gestión eficaz”, cuando a menudo lo que nuestro electorado potencial lo que nos demanda es que definamos un modelo de ciudad progresista diferente del modelo de la derecha.

En este sentido, podemos apuntar algunas claves para eliminar este problema:

  • Las grandes ciudades son un complejo entramado social. El partido necesita estructuras con una alta especialización técnica en distintas materias para poder afrontar el reto de reconquistar las grandes ciudades donde ejercen una enorme influencia una sociedad civil más fuerte y unos medios de comunicación mucho más poderosos.
  • La realidad de cada gran municipio es muy diferente. La situación actual hace que se generen discursos provinciales demasiado generales, cuando la realidad de la capital y del resto de la provincia no tienen nada que ver, o que las agrupaciones locales vayan diseñando programas por barrios, pero cuya acción se diluye en un sistema tan complejo como el de una gran ciudad. Deberíamos contar con estructuras capaces de generar estrategias propias de comunicación, de formación y de traslado a la ciudadanía de nuestras políticas.
  • Los socialistas hemos de trasmitir un mensaje nítido que no desoriente a nuestro electorado, fundamentalmente en tres áreas:
  • Apuesta firme por lo público, para lo que se hace necesario por fortalecer la independencia política y económica de las grandes ciudades.
  • El boom inmobiliario de los últimos años ha encarecido la vivienda en las grandes ciudades y ha llevado a muchos de nuestros votantes hacia las poblaciones periféricas, dejando las ciudades en manos de los más poderosos económicamente. La apuesta por las políticas de vivienda de protección oficial y la lucha contra la especulación deben ser una prioridad para nosotros.
  • Debemos mantener una posición particularmente responsable en algunas materias que la derecha utiliza demagógicamente para arrebatarnos nuestro electorado, como por ejemplo en inmigración.
  • Por último, existe un aspecto tremendamente importante. Necesitamos en las grandes ciudades estructuras de Partido estables y eficaces. No podemos permitir que se ponga en riesgo la labor de gobierno o de oposición por las permanentes tensiones entre Agrupaciones Locales, que se acaban configurando como “reinos de taifas”.

Nuestra estructura orgánica en las grandes ciudades, lejos de ayudarnos en nuestra tarea de acercarnos al ciudadano, parece entorpecer. La estructura orgánica no puede ser una distracción que nos lleve a dedicar más tiempo a ver cómo nos colocamos internamente que a ver cómo resolvemos los problemas de los ciudadanos y en las grandes ciudades debería estar enfocada casi exclusivamente a mejorar nuestros resultados electorales, por eso aplaudo desde este blog la iniciativa impulsada por la Ejecutiva Federal del PSOE de poner en marcha una nueva estructura organizativa para fortalecer el papel de las Ejecutivas Municipales en las ciudades de más de 250.000 habitantes.

1 comentario:

Leo dijo...

Respecto a la capacidad de movilizar al electorado progresista culto, creo que el problema es que el PSOE ha perdido, tras muchas decepciones, credibilidad.
El mayor empeño se pone en decir que se vote al PSOE para que no gane el PP. ¿A quién va a ilusionar eso?
Para captar al electorado progresista más culto lo que hacen falta son iniciativas decididas y realistas, no tanta propaganda vacua.