martes, 30 de diciembre de 2008

FELIZ AÑO NUEVE

La verdad es que os he tenido una temporada olvidados, en parte por lo ajetreado de la vida política en Sevilla capital, en parte por mi trabajo.

Sin embargo, no quería abandonar un año, el 2008, al que guardaré seguro un rinconcito especial en mi memoria, pero que ha sido muy complicado, para entrar en un 2009 que a veces parece que viene sin un pan debajo del brazo, sin lanzar un cántico de esperanza.

Por supuesto, para que merezca la pena, he cogido los versos prestados al genial Mario Benedetti.

La música del vídeo final es de Favero y la voz la pone Baglietto.


Por qué cantamos

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por que cantamos

cantamos por qué el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.




viernes, 12 de septiembre de 2008

EL URBANISMO SOCIAL

EL PAÍS - ALFONSO RODRÍGUEZ GÓMEZ DE CELIS - 12/09/2008

Algunos observadores han señalado que, en realidad, el proceso que denominamos globalización es un proceso doble. Mientras que ciertas actividades económicas precisan espacios cada vez más amplios para su desarrollo y de este modo pierden todo carácter local, los hombres buscan espacios cada vez más pequeños en los que poder sentirse como en casa y en los que desarrollar un sentimiento de pertenencia. "Pensar globalmente, actuar localmente", este es el lema con el que Ralf Dahrendorf, Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2007, describe esta tesis.

Hoy nadie discute el papel de los municipios como grandes motores económicos, así como su capacidad de convertirse en los núcleos donde más fácilmente puede favorecerse la innovación política y social. Son la administración que mejor puede funcionar como unidad integradora de la compleja sociedad moderna. Los ayuntamientos son las administraciones que mayor capacidad de adaptación a las demandas de los ciudadanos han demostrado, incluso en ámbitos que no son de su competencia, a pesar de sus problemas de financiación que, por necesidad en unos casos, e irresponsabilidad en otros, muchos municipios han hecho recaer sobre la gestión urbanística. En Sevilla, por ejemplo, durante los años en que gobernó la derecha, se impuso un modelo de urbanismo especulativo (basta recordar el lamentable episodio de la recalificación de Uralita). La llegada de los socialistas al gobierno de la ciudad puso freno a estas prácticas especulativas, imponiendo un modelo que ha creado escuela: El urbanismo productivo, con resultados más que evidentes (Abengoa, Cruzcampo, Fasa-Renault, el Puerto de Sevilla, EADS-CASA, la construcción de VPO, el Metro, el AVE Sevilla-Málaga, la SE-40, la futura SE-35, etc.)

Sin embargo, aunque las empresas son importantes, un ejemplo como el de Sevilla nos debe servir para darnos cuenta de que lo verdaderamente importante para el desarrollo de una ciudad son las personas, lo que nos ha llevado a acuñar un lema que es toda una declaración de principios: "Sevilla, la ciudad de las personas".

Richard Florida se ha convertido en los últimos años en el referente de esta nueva forma de entender el urbanismo. Florida defiende que el "factor humano" es más importante que otros factores económicos y ha establecido el concepto de "clases creativas". Desde nuestra perspectiva, ésta es la clave, por ejemplo, de que grandes corporaciones como Renault o EADS-CASA hayan apostado por Sevilla. Florida concluye que las clases creativas buscan ciudades creativas para vivir, en las que buscan seguridad, oportunidades e infraestructuras para el desarrollo personal y profesional, un liderazgo político de altura, respeto y tolerancia y, lo más importante, auténtico carácter, alma. Es por esto que estoy convencido de que Sevilla cuenta con la materia prima necesaria para convertirse en uno de las principales ciudades creativas de España, sin duda de Europa y, probablemente, del mundo.

La política urbanística debe trascender de la preocupación, casi exclusiva, por la ordenación del territorio y la arquitectura. Necesitamos puntos de vista que coloquen al ser humano en el centro del discurso, para lo que debemos propiciar aproximaciones multidisciplinares al fenómeno urbano. Para ello hemos apostado por el urbanismo social que pone los instrumentos y recursos del urbanismo al servicio del ser humano y que bebe también de las fuentes del un urbanismo cívico que tiene como grandes pilares la transparencia y la participación ciudadana. Se trata, en definitiva, de un modelo de urbanismo sostenible, transparente y participativo, que busca proteger a los más débiles, que se preocupa por el pleno desarrollo de todos los barrios de la ciudad, que apuesta firmemente por la construcción de vivienda protegida y que quiere mejorar la calidad de vida de nuestra generación, y de las generaciones que nos van a suceder.

Y lo mejor de todo esto es que el urbanismo social es, en Sevilla, una apuesta en términos reales, y no teóricos.

lunes, 25 de agosto de 2008

LA HISTORIA DE LAS COSAS

Hola a todos/as.

Ya por fin estoy de vuelta de mis vacaciones, deseando retomar el trabajo en el Blog. Así que, para comenzar este curso os quiero obsequiar con este interesante vídeo que hace poco me ha enviado un buen amigo y que, seguro, os va a hacer reflexionar.


jueves, 10 de julio de 2008

TECNOLOGÍA, TALENTO Y TOLERANCIA

EL PAÍS. FERNANDO GONZÁLEZ LAXE

Las instituciones de gobierno tienen como obligación lograr los mejores ratios de crecimiento económico y desarrollo social. Para conseguirlo han utilizado acciones e instrumentos que desde la diversidad lograron mejorar poco a poco dichos objetivos. Las autonomías españolas apostaron sucesivamente por modelos que perseguían perfeccionar la eficiencia por medio de aumentar la productividad y mejorar el posicionamiento exterior. Posteriormente, se alinearon con los modelos de Michael Porter, y se afianzaron las cadenas de suministro y se reforzaron las condiciones de competitividad. Y en la actualidad los retos residen en cómo afrontar la globalización y cómo resolver la dialéctica de lo local/global.

A la vista de esta secuencia, la instancia local/regional sigue siendo determinante. Y para ello, es preciso admitir que la política de clústers, donde antes no había nada, arroja un balance problemático, con muchas sombras y zonas grises.Los críticos de esta apuesta argumentan que no resulta fácil clusterizar por decreto. De esta forma, los avances en las políticas locales/regionales asignan un mayor protagonismo de lo local, como respuesta a la globalidad; y los objetivos de la competitividad determinan tanto las condiciones de atractividad como la consistencia de una economía territorial. De ahí que, los gobiernos locales/regionales afronten cada vez mayores demandas de la población y se les exija una creciente capacidad y protagonismo financiero. Ante estas cuestiones, la planificación estratégica regional se centra en cómo gestionar el conocimiento y el territorio. Se plantea de la siguiente forma: la gestión del territorio necesita interactuar y generar sinergias entre el capital humano (trabajadores y expertos); el capital social (empresas, universidades y sociedad civil) y el capital tecnológico (infraestructuras y sistemas de información). La gestión de la sociedad del conocimiento se convierte en el paradigma adecuado para afrontar los retos y poder aprovechar las oportunidades emergentes del futuro.

La publicación por parte de Richard Florida de su obra The rise of the creative class ha generado un amplio debate internacional sobre las nuevas formas de gestión territoriales. Sostiene que las claves del crecimiento económico de las últimas décadas fueron la Tecnología, el Talento y la Tolerancia (las 3 T). Es decir, las clases creativas son las que generaron un mayor crecimiento y las que buscaron entornos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no estándar y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento. Resulta tan cierta esta teoría que las ciudades creativas son las que más han crecido en las últimas décadas, generando empleo de calidad y salarios más altos; y no se ha producido enfrentamiento en dichas urbes entre las propias clases creativas y las familias tradicionales, dado que ambas se ven atraídas por la diversidad y la convivencia armoniosa.

Este modelo de Florida supera al de Porter en la medida que los gestores se afanan por cerrar las condiciones propicias para el asentamiento de clases creativas, proponiendo nuevos espacios de participación, información e intercambio entre los agentes económicos, sociales y culturales; ofertando redes de información y acceso a todos los ámbitos de la vida cotidiana; y generando un corpus sólido de conocimiento. Las recientes apuestas de la Xunta por estimular la creatividad, potenciar el talento y apostar por la tolerancia pueden servir de gran palanca para el desarrollo. Las razones son muy obvias. En primer lugar, para contribuir a desarrollar la sociedad civil es preciso reforzar el sentimiento de pertenencia y de participación. En segundo, resulta necesaria una mayor movilización del potencial socio-económico local. Y en tercer término, se considera imprescindible promover al máximo la innovación adaptada a las condiciones de nuestro entorno.

Este modelo de las 3T nos permitiría situarnos en condiciones de evitar la fuga de cerebros, mitigar ciertos niveles de dependencia externa, eliminar la cultura y la práctica del subsidio y potenciar nuestra capacidad competitiva. En suma, una vez que los procesos de convergencia regional en España se han estabilizado, como se está verificando en las últimas investigaciones, las políticas de diferenciación territorial cobran más fuerza y cada ciudad/región apuesta por un modelo propio, basado en la consistencia y la coherencia de las propuestas, que debe convertirse en la garantía de un éxito sostenible.

martes, 10 de junio de 2008

LA PERSECUCIÓN DE LA MASONERÍA EN SEVILLA DURANTE LA GUERRA CIVIL Y EL FRANQUISMO

El Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica inicia el XXII ciclo "La persecución de la masonería en Sevilla durante la Guerra Civil y el franquismo"
Las conferencias se celebrarán del 5 al 17 de junio en el Cuarto de la Montería del Real Alcázar de Sevilla con entrada gratuita.

El Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica, que dirige el alcaide del Real Alcázar de Sevilla, Antonio Rodríguez Galindo, inicia el próximo jueves, 5 de junio de 2008, el XXII ciclo de conferencias dedicado a "La persecución de la Masonería en sevilla durante la Guerra Civil y el franquismo", que se desarrollará hasta el próximo 17 de junio, en el Cuarto de la Montería del Real Alcázar de Sevilla.

En este nuevo ciclo de 5 conferencias, que comenzarán a las 20:00 horas y de entrada libre, se tratará el asunto de la masonería, como depositaria de tradiciones de tolerancia, liberalismo y democracia, que fue perseguida a cargo del absolutismo y la Inquisición y posteriormente, a manos de los regímenes totalitarios, especialmente el franquismo.

En ese sentido, notables profesores y catedráticos de Geografía e Historia y de Lengua y
Literatura Española, participarán en este nuevo ciclo de conferencias en esta primera quincena junio y cuyo programa será el siguiente:
  • Jueves, 5 de junio, primera conferencia impartida por el catedrático de Geografía e Historia del IES Fernando de Herrera de Sevilla, Juan Ortiz Villalba, y que tratará sobre "La cruzada antimasónica del franquismo".
  • Martes, 10 de junio, segunda conferencia con el título "El discurso anti-masónico en Sevilla", que será ofrecida por la profesora titular de la Universidad Hispalense, María del Carmen Fernández Albendiz.
  • Jueves, 12 de junio, tercera conferencia a cargo de la catedrática de Geografía e Historia, María Victoria Fernández Luceño, con el título "La depuración de los médicos masones en Sevilla".
  • Lunes, 16 de junio, cuarta conferencia con el título "La depuración de los maestros y profesores masones en Sevilla", que impartirá el profesor de Geografía e Historia del IES Ruiz Gijón de Utrera, José Montaño Ortega.
  • Martes, 17 de junio, quinta y última conferencia en la que la catedrática de Lengua y Literatura Española, Maribel Cintas Guillén, ofrecerá la conferencia "Antonio Alonso Vital, masón y teósofo sevillano".

lunes, 12 de mayo de 2008

EL RETO URBANO DEL PSOE

Se trata de un gran clásico electoral: las capitales votan a la derecha; el campo y los núcleos industriales a la izquierda. Lejos de invertirse, las pasadas elecciones reafirmaron esta tendencia. Si atendemos al caso andaluz, que es el que tenemos más cercano, el PP venció en seis de las capitales de provincia, salvo Huelva y Sevilla, mientras que el PSOE sustentó su mayoría absoluta en los núcleos rurales y un nutrido grupo de ciudades medias.

Para analizar estos resultados, contamos con la inestimable ayuda de la edición por el Instituto de Estudios Sociales de Andalucía del volumen La sociedad andaluza (2000), a cargo del sociólogo “de cabecera” de Manuel Chaves, Manuel Pérez Yruela. Este estudio, nos deja una radiografía socio-política de la Andalucía actual donde se da la llamada “paradoja de la satisfacción”; es decir, el riesgo que surge de la existencia de una mayoría satisfecha que abarca a más del 40% de la población andaluza, integrada fundamentalmente por trabajadores de baja cualificación, obreros agrícolas, parados con cobertura, jubilados y habitantes de zonas rurales.

Frente a la visión optimista de la realidad andaluza que expresa este sector, otro 30%, integrado fundamentalmente por clase media o alta, profesionales, funcionarios, etcétera, tiene una visión más escéptica respecto del proceso de modernización de la realidad andaluza, aunque manifiesta hasta ahora un escaso interés en movilizarse activamente en una actitud crítica. Y no debe olvidarse a un tercer sector marginado, integrando un 11% de los andaluces, con una actitud claramente pesimista.
La primera parte satisfecha engrosaría el electorado tradicional del PSOE, mientras que la otra, en un sistema cada vez más tendente al bipartidismo, sería tendente a votar al Partido Popular.
En este sentido, la experiencia nos ha demostrado que pueden existir al menos dos causas fundamentales de la falta de éxito socialista en los núcleos urbanos de más de 300.000 habitantes:
  1. De una parte, el alto porcentaje de abstención entre los votantes progresistas españoles. Mucho más alto que el existente entre las filas de la derecha.
  2. Por otra parte, la falta de efectividad de la organización del Partido, para hacer llegar nuestro mensaje a las clases medias urbanas.
Como ya apuntaba César Molinas en su famoso artículo El poder decisorio de la 'izquierda volátil', “la creencia de que las elecciones generales en España son decididas por los votantes centristas es incorrecta. La evidencia empírica muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los de la izquierda volátil, aquellos que oscilan entre el PSOE, IU y la abstención. Esto equivale a decir -y sé que la equivalencia no es obvia- que en las elecciones generales el PP siempre juega en campo contrario: las puede ganar, pero lo tiene a priori cuesta arriba.” El artículo continúa coincidiendo con la clasificación que ha supuesto mi punto de partida. “En el último cuarto de siglo, España ha votado mayoritariamente izquierda. Desde 1982 ha habido siete elecciones generales. En seis de ellas la izquierda (PSOE, IU y sus antecesores) obtuvo entre un mínimo de 2,3 y un máximo de 3,5 millones de votos más que la derecha (PP, aliados regionales y sus antecesores). Sólo en las elecciones de 2000, que tuvieron la tasa de participación más baja de la actual etapa democrática 69%), la derecha superó en votos a la izquierda: la diferencia fue de 1 millón de votos”.
La evidencia nos muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los votos de izquierdas, es decir aquellos que suelen oscilar entre el PSOE, IU y la abstención. Lo que vendría a reafirmar lo que ya hemos expresado con anterioridad, que en las elecciones generales el PP siempre juega en inferioridad de condiciones.

Sin embargo, el reconocimiento de un punto de partida de ventaja potencial es engañoso, tenemos otro gran enemigo, que es precisamente la fragmentación de la izquierda sociológica. Este es un fenómeno que no sólo existe en España sino que, muy por el contrario está descrito a escala mundial. El problema estriba en que muchas de las personas que encarnan estos modos de pensar progresistas no reconocen que el suyo es precisamente un caso especial de algo más general, y no acaban de ver la unidad entre todos los tipos de progresistas. A menudo piensan que el suyo es el único modo de ser progresista, lo que nos impide que gentes que compartimos valores progresistas lleguemos a unirnos, lo cual suele ser imprescindible, ante el hecho de que la derecha ya se ha unido frente a nosotros.

Es por esto que, en las últimas campañas electorales el objetivo principal del PP ha sido el intentar que no acudieran a las urnas nuestros votantes potenciales, al mismo tiempo que mantenían motivados y fieles a los suyos.

De todo esto, debemos extraer una serie de conclusiones:
  1. La búsqueda del tan manido “centro político” es sólo válida como estrategia para la derecha que, al partir de posiciones alejadas de las tendencias políticas naturales de los españoles, necesitan suavizarse para poder tener una base electoral suficiente.
  2. Debemos articular en las grandes ciudades, mecanismos que busquen fundamentalmente combatir la abstención, para lo cual será necesario que nuestra estructura territorial sea capaz de cumplir con los siguientes objetivos:
    a. Debemos tener una estructura que se adapte mejor a la organización político-administrativa del estado. En la actualidad, por ejemplo, no existe un interlocutor único y autorizado del PSOE para cada administración territorial del Estado, lo que diluye nuestro esfuerzo.
    b. Debemos tener una organización enfocada fundamentalmente a movilizar a nuestro electorado en aquellos barrios donde suelen estar nuestros votos y en los que, curiosamente, la abstención sueles también ser bastante más alta que en los tradicionales de la derecha.
    c. Debemos superar, para las grandes ciudades, el modelo tradicional de agrupación local actual. Las agrupaciones locales es la actualidad viven de espaldas a su ámbito territorial de influencia, más preocupadas por preservar cuotas internas de poder que de estar en contacto con sus vecinos.

Resumiendo, el poder político debe estar en los mismos niveles que la administración territorial del estado, por lo que, si la administración que corresponde al gran municipio es el Ayuntamiento, el PSOE debería contar en tales municipios con una Agrupación municipal con autoridad y autonomía que sirviera de interlocutora con este nivel territorial. Por otro lado, el papel de la Agrupaciones Locales debería estar casi exclusivamente enfocado a la acción electoral permanente y de proximidad al ciudadano.

UNA ESTRATEGIA PARA LAS GRANDES CIUDADES

Otra gran asignatura pendiente del PSOE, prácticamente desde la década de los 90, es la ineficacia que hemos demostrado para hacer llegar nuestro mensaje a las clases medias urbanas. Nuestro discurso ha demostrado funcionar perfectamente en el medio rural pero, por alguna razón, parece no terminar entornos urbanos.

Los partidos progresistas en el mundo, sueles obtener mejores resultados electorales cuando son capaces de articular un discurso nítidamente progresista y claramente diferente del discurso que enarbola la derecha. Esto hemos sabido hacerlo muy bien en España a nivel nacional y en algunos niveles autonómicos.

En el lado contrario, la derecha ha venido sacando rentabilidad en aquellas elecciones en las que hemos caído en la trampa de acudir con un discurso que no se distinguía tan claramente del discurso del PP. En el ámbito municipal, por ejemplo, es frecuente caer en la trampa de la “gestión eficaz”, cuando a menudo lo que nuestro electorado potencial lo que nos demanda es que definamos un modelo de ciudad progresista diferente del modelo de la derecha.

En este sentido, podemos apuntar algunas claves para eliminar este problema:

  • Las grandes ciudades son un complejo entramado social. El partido necesita estructuras con una alta especialización técnica en distintas materias para poder afrontar el reto de reconquistar las grandes ciudades donde ejercen una enorme influencia una sociedad civil más fuerte y unos medios de comunicación mucho más poderosos.
  • La realidad de cada gran municipio es muy diferente. La situación actual hace que se generen discursos provinciales demasiado generales, cuando la realidad de la capital y del resto de la provincia no tienen nada que ver, o que las agrupaciones locales vayan diseñando programas por barrios, pero cuya acción se diluye en un sistema tan complejo como el de una gran ciudad. Deberíamos contar con estructuras capaces de generar estrategias propias de comunicación, de formación y de traslado a la ciudadanía de nuestras políticas.
  • Los socialistas hemos de trasmitir un mensaje nítido que no desoriente a nuestro electorado, fundamentalmente en tres áreas:
  • Apuesta firme por lo público, para lo que se hace necesario por fortalecer la independencia política y económica de las grandes ciudades.
  • El boom inmobiliario de los últimos años ha encarecido la vivienda en las grandes ciudades y ha llevado a muchos de nuestros votantes hacia las poblaciones periféricas, dejando las ciudades en manos de los más poderosos económicamente. La apuesta por las políticas de vivienda de protección oficial y la lucha contra la especulación deben ser una prioridad para nosotros.
  • Debemos mantener una posición particularmente responsable en algunas materias que la derecha utiliza demagógicamente para arrebatarnos nuestro electorado, como por ejemplo en inmigración.
  • Por último, existe un aspecto tremendamente importante. Necesitamos en las grandes ciudades estructuras de Partido estables y eficaces. No podemos permitir que se ponga en riesgo la labor de gobierno o de oposición por las permanentes tensiones entre Agrupaciones Locales, que se acaban configurando como “reinos de taifas”.

Nuestra estructura orgánica en las grandes ciudades, lejos de ayudarnos en nuestra tarea de acercarnos al ciudadano, parece entorpecer. La estructura orgánica no puede ser una distracción que nos lleve a dedicar más tiempo a ver cómo nos colocamos internamente que a ver cómo resolvemos los problemas de los ciudadanos y en las grandes ciudades debería estar enfocada casi exclusivamente a mejorar nuestros resultados electorales, por eso aplaudo desde este blog la iniciativa impulsada por la Ejecutiva Federal del PSOE de poner en marcha una nueva estructura organizativa para fortalecer el papel de las Ejecutivas Municipales en las ciudades de más de 250.000 habitantes.

jueves, 8 de mayo de 2008

DE LA VEGA VIAJA HACIA LA LAICIDAD

EL PAÍS - LUIS R. AIZPEOLEA - 08/05/2008
La vicepresidenta anuncia una reforma suave de la Ley de Libertad Religiosa y abre la puerta a pactos en la ley electoral y la Constitución.
El Gobierno arranca la legislatura con planes reformistas que desencadenarán un fuerte debate social y político al tocar dos aspectos clave en el funcionamiento del Estado mediante la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, para avanzar en la laicidad de España a la que se opone la Iglesia y el PP, y la revisión de la Ley Electoral General, vigente desde 1985.
Esta última norma perjudica especialmente a los partidos pequeños, como Izquierda Unida, que presentan candidaturas en todas las circunscripciones y que sacando muchos más votos que otros partidos que sólo se presentan en una comunidad autónoma logran muchos menos escaños en el Congreso.
En cuanto a la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega anunció ayer que su objetivo es "avanzar en la condición de laicidad que la Constitución otorga a nuestro Estado" que se traduce "en el reconocimiento de los derechos de los agnósticos, amparado en el artículo 16 sobre la libertad de conciencia". Otra intención es no discriminar a otras confesiones diferentes de la católica incorporando a la ley los acuerdos que ya existen con ellas. El portavoz del PP, Federico Trillo, expresó "como católico" sus reticencias a la intención del Gobierno.
Además, De la Vega presentó ayer a la oposición en el Congreso, estas intenciones legislativas:
- Reforma de la ley electoral. De la Vega anunció la creación de una subcomisión para abordar cambios en la ley electoral para "ganar en calidad democrática", buscando "el acuerdo y mayor consenso posible". Previamente, va a solicitar, con carácter inmediato, un informe al Consejo de Estado sobre las posibilidades de reforma de la Ley de Régimen Electoral. IU y UPD, los principales afectados, ya han presentado iniciativas parlamentarias a este respecto.
- Impacto autonómico de los proyectos de ley. Una novedad es la intención de que todos los proyectos normativos incorporen un informe de impacto autonómico para ponderar "desde la más absoluta objetividad y fiabilidad cómo se ven afectadas las autonomías por cada nueva norma estatal", según señaló la vicepresidenta primera. "¿Qué estarán tramando ustedes?", criticó Trillo a este anuncio.
- Reforma de la Constitución. De la Vega recuperó la propuesta de reforma constitucional que el Gobierno intentó en la pasada legislatura y no logró por desacuerdo con el PP. La reforma volverá a estar limitada a cuatro objetivos: hacer del Senado una verdadera Cámara territorial; incorporar la denominación de las comunidades autónomas al texto constitucional; garantizar la igualdad de género en el acceso a la Jefatura del Estado e incorporar el concepto de Unión Europea. El PP avisó de que ellos tienen su propia propuesta en la que persiguen blindar las competencias del Estado.
- Ley de igualdad de trato. La Ley Integral para la Igualdad de Trato y Contra la Discriminación fue un anuncio del presidente del Gobierno durante la pasada campaña electoral, con el objetivo de "fomentar el reconocimiento de la diversidad como un activo social, impulsando y completando el marco legislativo europeo". Junto a ella, Fernández de la Vega se comprometió a presentar, antes de acabar el año, un Plan de Derechos Humanos, en línea con las recomendaciones del Alto Comisionado de la ONU.
- Ley del aborto. La vicepresidenta también se comprometió a crear una comisión de expertos para "introducir mejoras en las garantías de los derechos de las mujeres". Citó expresamente los casos de las mujeres que vieron peligrar su derecho a la intimidad de sus datos en el ejercicio de otro derecho, como es el de la prestación de la interrupción voluntaria del embarazo en los términos establecidos por la ley o la suscripción de un convenio por el que el Servicio de Asistencia Religiosa Católica pueda formar parte del comité de ética de cuidados paliativos de los hospitales públicos en Madrid.

lunes, 5 de mayo de 2008

¿VIVIMOS EN UN ESTADO LAICO?

La ceremonia de toma de posesión de los miembros del Gobierno está siempre presidida, aparate de la Constitución, por un enorme crucifijo y una Biblia de 1791 que fue propiedad de Carlos IV, abierta por un pasaje sobre el voto y el juramento del Libro de los Números.
¿Es esta la imagen de un estado laico, o por el contrario parece más propia de otros tiempos?

lunes, 21 de abril de 2008

LOS VALORES REPUBLICANOS

El pasado viernes 18 de abril se aprobó en el Pleno municipal del Ayuntamiento de Sevilla, con la abstención del PP, una propuesta que instaba a defender la memoria de los valores republicanos, rechazando las maniobras que pretenden denigrar lo que fue la II República, al amparo de la llamada Ley de Memoria histórica, gracias a que dicha Ley establece medidas concretas de reconocimiento y reparación que, entre otras, están orientadas a dar cumplimiento al derecho de los ciudadanos a que los símbolos públicos sean ocasión de encuentro y no de enfrentamiento o agravio, y contribuye a la rehabilitación moral de quienes sufrieron tan injustas sanciones y condenas.

En este sentido, nos debería sonrojar a todos que todavía existan nombres de las calles de Sevilla vinculados directamente a criminales de guerra.

Hoy, toda la ciudad se refiere al puente de Los Remedios, cuando hasta hace sólo unos años seguía llamándosele del Generalísimo. Ese es el proceso que se va a reproducir ahora, sin tensiones y sin excesos, tan sólo con la ley en una mano, y la razón y la dignidad en la otra.

En España, nuestra actual Democracia es, sin ninguna duda, heredera de la llamada II República Española. La tradición democrática en España no ha sido tan fuerte como para que nos podamos permitir el lujo de renunciar a ninguna de sus fuentes.

En 1936 España tenía un régimen democrático que nos fue arrebatado por un sangriento golpe de estado, sucedido por cuarenta años de dictadura, y que no pudimos recuperar hasta hace poco más de treinta años.

Hemos de proclamar alto y claro que la transición española consistió en una RESTAURACIÓN moral y legal de nuestra tradición democrática, y no simplemente un tránsito a la democracia desde un Dictadura carente de legitimidad alguna. La responsabilidad de todos los demócratas debería ser la de reforzar y consolidar esa tradición. La República, por tanto, no debe ser patrimonio ni de la derecha ni de la izquierda, es patrimonio de todos, es patrimonio de la Democracia.

Y desde la derecha más moderada no deberían dejarse caer en la trampa que permanentemente les tiende la extrema derecha española que les lleva a menudo a acabar justificando el Franquismo.

Los valores republicanos son los que inspiraron la transición española, y de los que emanan hoy la mayoría de nuestras instituciones.

La idea central de la filosofía republicana es la concepción de la libertad como no dominación, centrando primordialmente su atención en el destino de los ciudadanos individuales, puesto que son estos los que deben ser protegidos de la dominación. Esta larga tradición republicana va desde Cicerón hasta el periodo de las revoluciones ilustradas americana y francesa.




ESTOS VALORES, SE RESUMEN PERFECTAMENTE CON EL
LEMA REPUBLICANO POR EXCELENCIA:
LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD




El Republicanismo propugna que las personas son ciudadanos, no súbditos, y que por lo tanto nadie tiene derecho a decidir sobre la vida o libertad de otra persona. El Estado es el responsable y garante de la protección del débil frente al fuerte.

La tradición republicanista no obedece a la idea de que la voz del pueblo soberano es monolítica. La voz del pueblo es plural, son muchas las voces que deben poder expresarse.

El Republicanismo se basa en el fortalecimiento de la sociedad civil (mediante la garantía de la independencia de medios de comunicación y también de las asociaciones y ONGs), para que el Estado sea el garante frente a los débiles, pero que la sociedad civil sea la que controle al Estado.

El republicanismo es una filosofía con un fuerte arraigo en la historia europea, como muchos historiadores han explorado recientemente de forma muy minuciosa. Hoy por hoy es una fórmula de enorme vigencia al ser la tesis defendida desde 1997 por el Profesor Philip Pettit.

Para finalizar, unas hermosas palabras del recientemente homenajeado Diego Martínez Barrio, sevillano y Presidente de la República en el exilio que, en 1961, durante el 30º Aniversario de la República en París, ante el anunciado derrumbe del Régimen Franquista, que lamentablemente nunca llegó a ver, dijo: “Desgraciadamente, ante la coyuntura que presenta el curso de los sucesos, sobresale en la oposición al régimen franquista una peligrosa diferencia de criterio, la del origen del poder futuro. Unos partidarios lo atribuyen de antemano a la monarquía y otros a la voluntad de minorías audaces, encargadas de conducir la nación. Cualesquiera de estas soluciones, impuestas violentamente, dejarían irresuelto el problema. España no puede tener en definitiva otro régimen que el votado por la masa de sus ciudadanos, hombres y mujeres, personificación del país a cuyo fallo habríamos, todos, de someternos. Mi posición y la del Gobierno [en el exilio] son claras. Yo fui designado depositario de los derechos de la República (…). Servir, cuando la convicción corresponde a la empresa; acatar cuando la voluntad colectiva se manifiesta contraria a nuestras convicciones. Clara línea de conducta que es el mejor título de unos españoles, dignos de su historia y de su tiempo. Hasta pronto, pues, compatriotas. Ya se percibe la aurora. ¡Viva España! Y, además, ¡Viva la República!”

viernes, 4 de abril de 2008

ENFOQUE ESCÉPTICO DE LA POLÍTICA

Según una opinión muy difundida entre los italianos, la gente se divide en dos clases: los furbi, o pícaros, y los fessi o tontos. Y, como lo sugieren los éxitos pasados de Silvio Berlusconi, uno de cada dos italianos han admirado más a los furbi que a los fessi. Lea lo que sigue para no caer en la ignominiosa categoría de los fessi.

Durante dos milenios los filósofos escépticos nos han alertado contra las supercherías religiosas y los fraudes intelectuales. Pero ninguno de ellos, ni siquiera Sexto Empírico en la Antigüedad, ni Francisco Sánches en el Renacimiento, ni David Hume en la Ilustración, ni Bertrand Russell en el siglo pasado, nos han advertido contra los espejismos y crímenes políticos, pese a que ellos son mucho más peligrosos que cualquier superstición.

En lo que sigue procuraré reparar esta omisión. Argüiré que, aunque en materia política todos somos tuertos, más vale que el ojo vidente sea escéptico. Y, para que no se crea que predico el escepticismo político radical y destructivo, o sea, el anarquismo, empezaré por distinguirlo del escepticismo moderado o puramente metodológico que recomendara Descartes y que se practica en ciencia y en técnica, a saber, el que recomienda dudar antes y después de creer.

1 Escépticos radicales y moderados

Se cree comúnmente que los escépticos no tienen creencias. Esta creencia acerca de los escépticos es falsa, ya que sin creencias de algún tipo no sobreviviríamos. Por ejemplo, el ratón que creyera que los gatos son productos de su imaginación no dejaría descendencia; tampoco el peatón que no creyera conveniente mirar a ambos lados de la calle antes de cruzarla. Las creencias, pues, son fuentes de acción. Quien nada cree nada hace y por lo tanto vive aun peor y menos que el dogmático.

Contrariamente a lo que sucede con los gusanos, en los humanos el estímulo no causa directamente una respuesta, sino que es refractado por un sistema de creencias. Esto explica por qué un mismo estímulo, tal como una frase, provoca una reacción en Fulano y otra diferente en Zutano. Por ejemplo, la expresión ‘justicia social’ alarma al conservador pero atrae al progresista.
Desde luego, no todas las creencias son equivalentes: unas son más verdaderas o eficaces que otras. El dogmático es esclavo de creencias que no ha examinado críticamente, de modo que se arriesga a obrar mal. El escéptico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda creencia, sino que es víctima de creencias inconscientes. En cambio, el escéptico moderado, el que sopesa ideas antes de adoptarlas o rechazarlas, está en condición de actuar racional y eficazmente. En otras palabras, mientras el escéptico radical es nihilista, el escéptico moderado es constructivo. Y lo que construye, a diferencia del edificio dogmático, no se desploma al primer temblor, porque ya ha pasado pruebas escépticas.

Entre los sistemas de creencias figuran las ideologías, o sea, los cuerpos de ideas acerca de la naturaleza del mundo, del más allá, de los valores y de las normas morales y políticas. Las creencias ideológicas suelen ser las más fuertes. Tanto, que muchos científicos eminentes, que rechazaron todas las pseudociencias consabidas, se aferraron a dogmas religiosos o políticos.

Por ejemplo, Theodosius Dobzhansky, uno de los padres de la síntesis de la biología evolutiva con la genética, fue un ferviente cristiano. El gran biólogo J. B. S. Haldane y el no menos insigne físico John D. Bernal fueron stalinistas tan ortodoxos que defendieron los disparates de Trofim Lysenko, el enemigo de la genética cuyas hipótesis pseudocientíficas hicieron retroceder a la agricultura soviética. O sea, que una sólida formación científica no vacuna contra la pseudociencia. Para vacunarse hay que combinar la actitud científica con el análisis metodológico. Esto vale tanto para el conocimiento como para la política.

Casi todos enfrentamos los acontecimientos políticos con algún preconcepto ideológico: progresista o reaccionario, neoliberal o socialista, secular o religioso, etc. Esto es inevitable pero azaroso, porque las ideologias son respuestas prefabricadas a estímulos esperables, y la realidad social es en gran medida impredecible porque la vamos haciendo de a poco y en forma más improvisada que científica. Por este motivo hay que poner especial cuidado en la formación y propagación de una ideología.

Sin embargo, el enfoque ideológico no es un obstáculo a la comprensión de la politica si se está dispuesto a reexaminar de tanto en tanto los principios de la ideologia en cuestión, para verificar si se ajustan a la nueva realidad, a la moral y a nuestras aspiraciones legítimas. Seamos escépticos pero moderados, no radicales. O sea, adoptemos el escepticismo metodológico y rechacemos el escepticismo radical, porque se niega a sí mismo y es puramente destructivo.

El buen demócrata es un escéptico moderado porque está alerta a las posibles violaciones de las reglas democráticas: al fraude, la corrupción, el cercenamienrto de las libertades básicas, la agresión militar, etc. En cambio, el escéptico radical, el que nada cree, se pone al margen de la política, y con ello se hace víctima de ella. Al dogmático le va igual que al escéptico radical: también él se pone a merced de los demás en lugar de actuar conscientemente por el bien común y contra quienes cometen acciones antisociales. En resumen, el buen demócrata no obedece ni desobedece ciegamente: todo lo examina y sopesa.

En lo que sigue intentaré alertar contra minas terrestres de ocho clases que acechan a quien se aventure a caminar por el terreno político: confusión, error, exageración, profecía, engaño, pagaré, maquiavelismo y crimen. No lo haré para alejaros de la política sino, muy por el contrario, para instaros a que participéis en ella con ojo escéptico antes que cegados por dogmas o ilusiones infundadas.

2 Confusiones

Confundir es identificar lo distinto. La confusión puede ser involuntaria o deliberada. La confusión involuntaria es el precio que pagamos por la ignorancia, el apresuramiento, la improvisacion o la superficialidad. La confusión deliberada, en cambio, es un delito, ya que es un engaño. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se identifica la libertad con la libre empresa o el libre comercio, el derecho a la defensa con la agresión armada, la socialización de los medios de producción con la estatización, y la propaganda con la información.
Una de las confusiones más difundidas y provechosas en política es la identificación o confusión de los dos tipos de terrorismo: el de arriba o de Estado, y el de abajo o de grupo clandestino, tal como el que practican las organizaciones paramilitares, con apoyo estatal o sin él.

Esta confusión es políticamente provechosa porque permite tildar de terroristas a los guerrilleros que toman las armas para hostilizar a un gobierno opresor o un ejército invasor. Más aun, a veces el Estado recurre a los mismos medios que usan los terroristas de abajo: castigo colectivo, intimidación, ejecución sumaria, tortura, o exacción. Este recurso es ilegal porque hace a un costado el tribunal ordinario, único facultado para juzgar los crímenes al por menor. Un gobierno que utilice esos recursos extralegales carece de legitimidad legal y moral. Un Estado auténticamente democrático no puede darse el lujo de usar los mismos métodos de quienes combaten la democracia. Hacerlo es pura hipocresía.

3 Errores

El error es tan común en política como como en ciencia, pero la corrección del error es menos frecuente en política que en ciencia, porque al político común le interesa más el poder que la verdad. Además, el político puede cometer errores morales, o sea, delitos de distintas envergaduras, desde el engaño al electorado hasta la agresión, mientras que lo peor que puede hacer un científico es cometer fraude, lo que puede ser grave dentro de la comunidad científica pero no toca a la ciudadanía.

Los errores politicos pueden ser tácticos o estratégicos. Los errores tácticos, o técnicos, son mucho más fáciles de corregir que los estratégicos, ya que éstos involucran principios y metas. Un error estratégico común es el oportunismo, tal como aliarse con el enemigo de nuestro enemigo con el solo fin de derrotar al adversario. Este es un error grave porque involucra traicionar principios básicos.

Otro error del mismo tipo es tomar en serio la llamada ley de Hotelling, conforme a la cual siempre conviene desplazarse hacia el centro del espectro político, para capturar votos del adversario. Esta estrategia electoral puede dar resultados inmediatos, pero a la larga es suicida, porque a medida que se esfuman las diferencias entre los partidos se debilita la motivación del votante para elegir entre ellos: prefiere quedarse en casa, aduciendo que, puesto que todos son iguales, no tiene caso elegir entre ellos.

4 Exageraciones

En política suelen cometerse errores de evaluación, en particular exageraciones y subestimaciones. Por ejemplo, los izquierdistas tienen la tendencia a tachar de fascistas a los autoritarios, incluso a los conservadores. En particular, acusamos de dictadura a cualquier gobierno que conculque algunas libertades democraticas, aunque no encarcele en masa a los opositores. Por ejemplo, en su tiempo se acusó de dictadura a los gobiernos de los General Primo de Rivera y Perón, cuando de hecho fueron dictablandas. Las exageraciones de este tipo atemorizan a unos y llevan a otros a tomar medidas innecesariamente radicales. Tampoco hay que cometer el error opuesto, de subestimar al adversario. Un ejemplo de este error es el que comete el eminente sociólogo político Michael Mann en su monumental Fascism (2004), al afirmar que el franquismo no fue fascista. Llega a esta conclusión porque el franquismo no se ajusta a su definición idiosincrática de fascismo. Según Mann, “el fascismo es la búsqueda de un estatismo nacionalista [nation-statism] transcendente y purificador mediante el paramilitarismo”. Puesto que la organización paramilitar facciosa, la Falange, era pequeña, el franquismo no se ajusta a esa definición. Lo mismo se aplicaría al régimen del Mariscal Horthy en Hungría.

A mi juicio, esto sólo muestra que la definición de Mann es defectuosa, ya que el régimen franquista colmó los deseos de los super-ricos, así como los de Hitler y Mussolini, escuchó las plegarias del Papa y ejecutó a más opositores que cualquier otro régimen fascista. ¿Para qué montar una fuerte banda paramilitar de señoritos voluntarios si se dispone de casi todas las fuerzas armadas del país, de los aviones y buques de guerra alemanes, y de los llamados voluntarios italianos? El error de Mann consistió en aferrarse a una definición en lugar de empezar por una provisional, ponerla a prueba, y terminar proponiendo una definición más adecuada que la inicial. O sea, en este caso no se ajustó al método científico.

5 Profecías

La profecía es especialidad del líder religioso, del ideólogo que cree conocer las leyes de la historia, del macroeconomista ortodoxo, del político inescrupuloso y del vendedor de grasa de culebra. Es posible hacer profecías políticas correctas referentes a sociedades tradicionales, homogéneas y carentes de cuantiosos recursos naturales. Las sociedades de este tipo pueden persistir durante bastante tiempo en el mismo estado, porque no tienen divisiones que generen conflictos internos graves ni tientan a potencias extranjeras. Pero las cosas cambian radicalmente en cuanto aparecen la modernidad, la sociodiversidad pronunciada o una gran riqueza natural. Cuando esto ocurre suceden cambios imprevisibles.

La modernidad, la innovación técnica y la gran diversidad social van acompañadas de cambios sociales impredictibles. La primera favorece el cambio, por dar rienda suelta a la creatividad, la que consiste, precisamente, en inventar cosas, procesos e ideas nunca pensados antes. Y la gran diversidad social, sobre todo si consiste en desigualdades pronunciadas de acceso al poder económico, político o cultural, genera conflictos de resultado incierto. Baste recordar las grandes revoluciones sociales y los trágicos conflictos bélicos de los últimos dos siglos. Nadie predijo la Revolución Rusa, el ascenso del nazismo al poder, la gran alianza contra el Eje fascista, o la implosión del Imperio Soviético. En nuestros días, al ordenar la tercera invasión del Líbano, Ehud Olmert, primer ministro israelí, pofetizó “un nuevo Medio Oriente” al terminar la operación. Treinta y tres días después, al ordenar la retirada de las tropas invasoras, las que no habían hecho sino matar y destruir, Olmert confesó que su ánimo se había tornado “sombrío, humilde y pesimista”.

Pese a los fracasos sucesivos de las profecías desde los tiempos bíblicos, millones creyeron en la profecía cristiana del fin del mundo, en la marxista de la bancarrota del capitalismo y en la neoliberal de la prosperidad que causaría el libre comercio, pero que no le llegó al Tercer Mundo. Otros creyeron en la profecía del primer presidente Bush, quien en 1990 afirmó que el precio del petróleo bajaría al ganar la Guerra del Golfo. De hecho, desde entonces ese precio subió de 20 a 70 dólares por barril, debido en parte a la política exterior de su hijo.

La única región del mundo acerca de la cual me atrevo a hacer una predicción, por cierto sombría, es el llamado Medio Oriente, que en realidad es próximo. Esta ha sido una región conflictiva desde el colapso del Imperio Otomano porque flota sobre el mar de petróleo más vasto del planeta, porque el petróleo es muy codiciado por todos los países, y porque hay una sola potencia capaz de controlarlo o incluso poseerlo por la fuerza sin que le importe violar una y otra vez el derecho internacional. Por este motivo me atrevo a profetizar que el Oriente Medio seguirá siendo conflictivo, aunque se firmen docenas de tratados, mientras le quede un barril de petróleo.
Los americanos están dispuestos a sacrificar por este motivo hasta el último soldado israelí, y los reclutadores islamistas hasta el último mártir-asesino, para defender el óleo sagrado. Poderoso caballero es Don Petróleo. Si quedare duda, imagínese lo que occurriría si Israel hubiera sido instalado en Patagonia o Amazonía en lugar de Palestina. ¿Qué interés habrían tenido los americanos en transformar a Israel en la fortaleza más potente de la región, la única dotada de armas de destrucción masiva, y la única capaz de defender el acceso de las firmas norteamericanas a ese tesoro fabuloso?

En resumen, es posible acertarla con predicciones en pequeña escala y a corto plazo, así como con predicciones referentes a recursos naturales. En cambio, no es posible acertarla con profecías sociales grandiosas. Esto se debe a que no conocemos las leyes de la historia, y ni siquiera sabemos si las hay.

6 Engaños

El día siguiente al atentado terrorista del 11 de setiembre de 2001, el titular de la primera plana de The New York Times ponía: “Los EE.UU. bajo ataque.” Esto daba la impresión de que se trataba de un nuevo Pearl Harbor: que la nación norteamericana estaba en guerra porque había sido atacada por otra potencia, la que ahora se llamaba “terrorismo”. Era la guerra contra el Terror, enemigo sin territorio ni gobierno, pero no menos temible por ello, y que exigía la movilización del pueblo: leyes de emergencia, recursos extraordinarios y, sobre todo, unión en torno al Líder del Mundo Libre, el presidente George W. Bush, reelecto un año después pese a su incompetencia.

Esa presunta noticia fue falsa porque, por definición, guerra es conflicto armado entre dos naciones con sus respectivas fuerzas armadas, y en este caso había una sola nación, y el enemigo no era una fuerza armada sino una minúscula banda de criminales fanáticos no identificados. Es como si el gobierno español hubiera afirmado que estaba en guerra con ETA, hubiera bombardeado y ocupado el sur de Francia por albergar a etarras, y hubiera construído una prisión política para vascos sospechosos en una ex-colonia africana, para “interrogarlos” y sustraerlos a la justicia española.

Como dice George Soros en su último libro, The Era of Fallibility, la “guerra al terror” no es sino una metáfora políticamente conveniente. Tanto, que engañó al pueblo norteamericano, recortó las libertades civiles, dividió, entonteció y desarmó a la oposición, prometió un torrente inagotable de petróleo barato, e hizo regalos colosales al puñado de empresas amigas de la Casa Blanca. Años después el mismo gran periódico admitió la falsedad de su “información” de que Irak poseía armas de destrucción masiva y había participado en el ataque 9/11. Pero ya era demasiado tarde: ya habían sido agredidas y ocupadas dos naciones, ya habían muerto decenas de miles de civiles inocentes, ya habían sido irreversiblemente arruinadas las vidas de centenares de miles de personas, y ya habían sido reducidas a escombros centenares de hospitales, escuelas, centrales eléctricas, plantas purificadoras de agua, fábricas, puentes, y casas privadas. O sea, ya se habían cometido innumerables crímenes de guerra. Sin embargo, estas operaciones en nombre de la libertad y la democracia le ganaron a George W. Bush y su partido una nueva victoria electoral. Un vez más, la alquimia política había transmutado a comediantes y delincuentes en grandes estadistas.

El engaño político es particularmente exitoso y repugnante cuando va disfrazado de cruzada moral, cuando los líderes les dicen a sus conciudadanos: “Nosotros somos buenos, y ellos son malos, de modo que nuestra guerra con ellos es una cruzada del Bien contra del Mal”. El escéptico sabe que cada uno de nosotros es medio ángel y medio demonio, Doctor Jekyll de día y Mister Hide de noche, bueno en el hogar y malo en el trabajo o al revés. Por lo tanto, el escéptico les exige a los políticos maniqueos que le digan claramente en qué aspectos “nosotros” somos buenos y en cuáles “ellos” son malos. Puede ocurrir que no haya gran diferencia moral entre ambos bandos, y que su conflicto no sea moral sino material: que no se trate del Bien sino de bienes, tales como tierra, agua, petróleo y mercados.

Otra cruzada en que están empeñados miles de politicos profesionales es la promoción de la libre empresa y el libre comercio, pese a que ninguno de ellos han hecho progresar a los países subdesarrollados. Los Vargas Llosa, el novelista justamente famoso y su hijo Alvaro, militan en esta cruzada. Vargas Llosa hijo ha acusado a los izquierdistas latinoamericanos de ser idiotas por persistir en el error socialista y no comprender los beneficios del llamado neoliberalismo, que no es sino la tentativa de volver al capitalismo desenfrenado del siglo XIX. Otro hijo famoso, el del padre del capitalista más poderoso del mundo, disiente. En efecto, Bill Gates declaró hace poco, en la famosa audición de Bill Moyers, que, si bien el capitalismo había sido una bendición para el primer mundo, había resultado una maldición para el tercero. El escéptico ingenuo queda en la duda: ¿cuál de los dos hijos será el idiota, Bill o Alvarito?

Finalmente, no hay engaño exitoso sin autoengaño de otros: Don Juan cuenta con el autoengaño del cornudo. Los niños que se enrolaron en la Cruzada de los Niños creyeron que se ganarían el paraíso al ir a rescatar el Santo Sepulcro de manos de los infieles; millones de ciudadanos soviéticos creyeron que estaban construyendo el “socialismo real”, cuando de hecho se estaban sacrificando por el socialismo de Estado; los mandatarios chinos siguen llamándose a sí mismos comunistas al mismo tiempo que favorecen el ensanchamiento del abismo entre ricos y pobres; y millones de norteamericanos creyeron a su presidente cuando les aseguró que la dictadura irakí poseía armas de destrucción masiva que amenazaban su derecho sagrado al petróleo ajeno.

El escéptico procurará mantener en buen estado a su detector de mentiras, para no dejarse extraviar por cantos de sirenas de afuera ni de adentro. Pero, contrariamente a Odiseo (a) Ulises, no se amarrará al mástil de su barco dejando que éste navegue a la deriva, sino que empuñará el timón para seguir buscando la verdad.

7 Pagarés

Todo político tiene que firmar pagarés, o sea, hacer promesas. Si es honesto, los firmará creyendo que podrá levantarlos, aun sabiendo que pueden ocurrir acontecimientos inesperados, tales como sequías prolongadas y agresiones extranjeras, que le impidan cumplir su palabra.

Lenin prometió que la combinación de poder soviético con electrificación gestaría el socialismo, pero éste nunca llegó. Hitler prometió un reino milenario, el que no duró sino 12 años. Durante la segunda guerra mundial Roosevelt y Churchill prometieron un mundo sin miedo, en vísperas del peor susto que sufrió la humanidad desde el año 1.000: la amenaza de guerra nuclear. Perón prometió la justicia social, la que jamás llegó. Y ahora Bush promete regalarles libertad y democracia a todos los pueblos, aunque no las quieran. No hay como firmar pagarés políticos para omnubilar el espíritu crítico

Ocasionalmente el político ambicioso, aunque básicamente honesto, firmará pagarés literalmente a diestra y siniestra, para obtener el apoyo de grupos políticos de idearios muy diferentes del suyo propio. Si triunfare, se encontrará con la imposibilidad de cumplir con los diestros sin ofender a los siniestros y recíprocamente. Esto le ocurrió a Arturo Frondizi, el primer presidente constitucional argentino después de la caída de Perón. No sólo no pudo levantar todos los pagarés que había firmado, sino que se topó con los tres enemigos tradicionales de la democracia latinoamericana: las fuerzas armadas, la Iglesia católica y el servicio norteamericano de espionaje.

El ciudadano con ojo escéptico intentará averiguar qué pagarés ha firmado su candidato, así como estimará la posibilidad que tiene de levantarlos. Si le parece que ha prometido demasiado a demasiada gente, se lo hará saber, para que el candidato se desligue a tiempo de algunos compromisos. Siempre es preferible conservar el capital político bien habido a malgastar el malhabido.

8 Maquiavelismo

Niccolò Machiavelli fue uno de los más grandes politólogos de todos los tiempos, pero también fue un técnico siniestro de la manipulación política. Lo que hoy llamamos maquiavelismo puede resumirse en el consejo utilitarista “El fin justifica a los medios”. En otras palabras, la receta es armarse de insensibilidad moral.

Es moralmente insensible el que pasa por alto la pobreza, la violencia, la corrupción y la ignorancia, pero en cambio exige sacrificios para mayor gloria de Dios, de la patria o de un ideario. Un movimiento político es moral si y sólo si se propone sinceramente mejorar el estilo de vida de las gentes, o sea, si es democrático y progresista, porque en tal caso es prosocial. En cambio, un movimiento político es inmoral si es antisocial, o sea, si favorece los intereses de una minoría a costillas de la mayoría. Acabo de plagiar a Alexis de Tocqueville, a casi dos siglos de distancia.

Sin embargo, ¡ojo escéptico!, porque un político puede abogar de buena fe por fines morales al mismo tiempo que emplea medios inmorales para conseguirlos. Primer ejemplo: el igualitario que practica el elitismo al sostener la necesidad de una dictadura para imponer la igualdad. Segundo ejemplo: el demócrata que pretende imponer la democracia a tiros o a dólares. Tercer ejemplo: el liberal que ejerce la censura para impedir la discusión y difusión de ideas reaccionarias o socialistas.

En conclusión, el escéptico examinará no sólo las metas de un movimiento político sino también los medios de que se vale para alcanzarlos. De lo contrario se hará cómplice de alguna de las grandes hipocresías de nuestro tiempo: la guerra para acabar con las guerras, la dictadura para realizar la emancipación, el centralismo democrático, y la invasión para difundir la democracia. Para hacer una tortilla hay que romper huevos, pero frescos, no podridos, ni menos aun cuando están siendo empollados.

9 Crímenes

En política, igual que en la vida cotidiana, se cometen errores morales, o sea, acciones antisociales, que son las que benefician al actor en perjuicio de otros. Los errores morales pueden ser voluntarios o involuntarios, de comisión o de omisión. Cuando el daño consiste en la muerte de inocentes, o en la destrucción de cosas muy necesarias para otros, tales como hospitales, fuentes de energía y puentes, el error es un crimen.

De todos los errores morales deliberados, el peor es la agresión, de cualquier tipo y a cualquier escala. Y de todas las agresiones la peor es la armada, particularmente la agresión armada en gran escala, o sea, la guerra, ya que es asesinato al por mayor. Ya en 1870 mi compatriota, Juan Bautista Alberdi, escribió un libro titulado El crimen de la Guerra, que tendrían que leer los filósofos y teólogos que escriben sobre la Guerra justa, cuando de hecho a lo sumo hay un bando justo en una Guerra.

Pese a que la agresión militar es un crimen prohibido por la Carta de las Naciones Unidas, sigue habiendo guerras y se sigue usando el símil bélico para nombrar campañas de distintos tipos: guerra a la droga, al crimen, al SIDA, al analfabetismo, etc. En cuanto se habla de guerra, literal o metafórica, se puede recurrir al patriotismo, ya auténtico, ya fabricado ad hoc para privar a la gente de su facultad crítica, de su juicio moral, o de su libertad.

Por todo esto es escandaloso que sean tan pocos los filósofos morales que hayan condenado la guerra; que los cursos universitarios de ética le dediquen mucha menos atención que al caso proverbial del padre que roba un pan para alimentar a sus hijos hambrientos; y que los fundamentalistas cristianos no se manifiesten contra la guerra, el crimen máximo, ni voten contra quienes la inician, en lugar de desfilar contra el aborto y el matrimonio homosexual.

Es característico de los guerreros de sillón, desde los políticos que organizaron la primera masacre mundial hasta nuestros días, el que todo lo vean en términos de victorias y derrotas, nada en términos morales. Por ejemplo, en el documental “The fog of war”, dedicado a la vida pública de Robert S. McNamara, éste confiesa haber cometido varios errores al organizar la guerra contra Vietnam en su calidad de secretario de defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, pero rechaza categóricamente la acusación de haber cometido crímenes de guerra, pese a haber ordenado el bombardeo indiscrimnado de poblaciones civiles, la fumigación con “agente naranja”, el desmantelamiento de aldeas, y muchos otros actos prohibidos explícitamente por la Convención de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas. Las personas normales, en cambio, sabemos que la agresión bélica es criminal y por lo tanto inmoral.

Con el pretexto de que la mejor defensa es la agresión, a menudo el agresor alega que dispara primero para defenderse mejor. Se habla así de guerra preventiva, se invade países enteros para aprehender a un puñado de terroristas y, con el pretexto de la seguridad, se cercenan las libertades civiles. A los ojos del escéptico, la guerra, ya auténtica, ya metafórica, es un delito que sólo conviene a unas pocas compañías y a los políticos que medran con la credulidad del ciudadano.

10 Moralejas escépticas

Terminaré enunciando un puñado colmado de moralejas escépticas.
  1. Confundir deliberadamente es estafar. No se deje estafar.
  2. Errar es humano, pero persistir en el error es estúpido o criminal. Corrija sus errores antes de que lo tomen por tonto o por canalla.
  3. En política, exagerar para cualquiera de los dos lados es peligroso. No arriesgue el pellejo subestimando, ni haga el ridículo exagerando.
  4. Las predicciones políticas son azarosas porque no conocemos leyes históricas. Desconfíe de quien le ofrezca venderle el futuro, sobre todo en cuotas de sangre.
  5. En política las palabras sirven, ya para informar, ya para engañar. No sea ingenuo: tome con pinzas y examine todo lo que le digan, y recuerde que el mentiroso mayorista suele ser premiado y recordado, ya injustamente como gran hombre, ya justamente como gran rufián.
  6. Antes de aceptar un pagaré político averigüe si el firmante es solvente y si su pasado inspira confianza.
  7. Desenmascare el maquiavelismo: contribuya a moralizar la política. A buenos fines, buenos medios.
  8. Recuerde que la agresión armada, por justificada que parezca, es un crimen. Y que este crimen se da en dos variedades: de abajo y de arriba (o terrorismo de Estado). El terrorista de abajo puede caer bajo el Código Penal, mientras que al de arriba le cabe el Código de Nüremberg. En resumen, cuando oiga la palabra ‘guerra’, desconfíe: acuda al diccionario y averigüe quién es el auténtico enemigo y cómo combatirlo sin cometer crímenes de guerra.

Metamoraleja: Desconfíe de todas las moralejas, icluso las que acaba de leer, pero no se deje paralizar por la desconfianza. La duda sacude y la crítica quiebra, pero para que haya algo que sacudir o quebrar es preciso empezar por construirlo. (En inglés queda más bonito: Doubt shakes and criticism breaks: Neither makes, and making is what counts.) Para que sirva, el escepticismo no debe ser una doctrina sino una fase de la investigación.
Mario Bunge (Barcelona, 2007)

lunes, 31 de marzo de 2008

"EL LAICISMO NO ES ANTIRRELIGIOSO"

EL PAÍS. SANTIAGO BELAUSTEGUIGOITIA. 29/03/2008
Fernando Savater habla sobre religión y democracia en Sevilla.
"El laicismo no es antirreligioso". Las palabras del escritor y filósofo Fernando Savater (San Sebastián, 1947) resonaron ayer ante un público que abarrotaba un aula de la Universidad de Sevilla. El autor de La infancia recuperada habló sobre Religión y laicismo en la democracia actual ante cerca de 200 personas. No todas pudieron sentarse en los bancos del aula. Decenas de ellas se quedaron de pie o se sentaron en el suelo.
"Hoy, el laicismo no sólo consiste en mantener la separación entre la Iglesia y el Estado. Quien niega el laicismo niega la libertad de conciencia", comentó Savater. "Es verdad que la sociedad en la que vivimos no tiene más fundamento que la voluntad de los seres humanos. De ahí viene la importancia de una educación que fomente los caracteres capaces de razonar, de hacer demandas inteligibles socialmente fundadas y de comprender las demandas de los demás. Sin eso no sale la democracia", explicó el autor de Ética para Amador.

"La educación pública tiene que ser laica a todos los niveles. Dentro de una educación pública laica sólo se pueden transmitir conocimientos científicos y principios constitucionales", resumió el pensador. Savater defendió la educación como pilar esencial de las democracias. "Una democracia tiene que ser educativa", recalcó.

Savater remontó el concepto de separación entre la Iglesia y el Estado a las propias raíces del cristianismo. "Hace unos años, con motivo de la frustrada Constitución europea, se planteó si se debía hacer una mención específica a las raíces cristianas de Europa en esa Constitución. Parecía que era una pretensión que podría ser inmanejable y engañosa. Yo veía algo tramposo en ella porque, precisamente, lo que aporta el cristianismo es una separación entre el Estado y la religión entendida como legitimación del poder, las instituciones y el emperador. Ello convierte a la religión en algo que está al margen del Estado", detalló el escritor donostiarra.

"La verdadera raíz cristiana es la separación de la Iglesia y el Estado. La aportación del cristianismo es la separación entre el Estado y la religión. Las raíces cristianas de Europa son el laicismo. Eso es lo que no existe en el mundo musulmán, donde no ha existido nunca una separación entre el Estado y la religión", agregó Savater. El filósofo recordó, además, que "la expresión más sencilla y comprensible del laicismo está en el Evangelio: 'Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Savater hizo un repaso histórico del rechazo de la Iglesia católica a la democracia y la libertad de conciencia a lo largo de los siglos XVIII, XIX y parte del XX. El Concilio Vaticano rompió con esta tendencia. "A partir del Concilio Vaticano se acepta la libertad de conciencia como parte de la libertad humana", señaló Savater. "Como decía Voltaire en una de sus cartas, 'Cada inglés va al cielo o al infierno por el camino que prefiera. Ésa es la libertad de conciencia", añadió el escritor.
Savater hizo un elogio de la libertad de conciencia y de sus consecuencias. Esa libertad supone, a su juicio, que "se respeten todas las posturas sabiendo que eso implica que a uno le molesten muchas de las cosas que oye y muchas de las conductas que ve". "El verdadero laicismo es el reconocimiento de esta situación y que todos nos acostumbremos a que tenemos que convivir con aspectos ideológicos que no nos agradan", afirmó el filósofo.

Savater, que defendió la asignatura de Educación para la Ciudadanía, hizo hincapié en que las expresiones públicas de la religión "tienen que ser a título privado y no se pueden convertir en obligatorias para todo el mundo". Sobre la obligatoriedad de la religión en el ámbito privado de las personas contó una anécdota pavorosa. El protagonista de esta historia fue Casanova, el aventurero y escritor italiano del siglo XVIII. Cuenta Casanova en sus memorias que cuando llegó a Madrid, sintió un primer motivo de asombro al ver que en la habitación de su pensión no había pestillo. La posadera le explicó que el pestillo estaba en la parte exterior de la puerta. Y le dijo que cerraban la puerta por fuera por si venían los sabuesos de la Inquisición a comprobar con quién dormía cada huésped. "Esto ha existido hasta ahora. En Europa ha habido integrismo hasta hace poco. No es algo que les pase exclusivamente a los islámicos", recordó Savater.

El filósofo insistió en su defensa de la libertad de conciencia. "La religión o la irreligión es un derecho de cada cual. Lo malo es que para el verdadero creyente la religión no es un derecho, sino un deber para él y para los demás", concluyó el pensador.

martes, 18 de marzo de 2008

TRAS LA SENDA DE SHACKLETON

Hoy me voy a permitir una pequeñísima reflexión sobre el PSOE de Andalucía, de corte fundamentalmente interno.
Cuenta la leyenda, que Ernest Shackleton, el explorador inglés que atravesó la Antartida, publicó un anuncio en 1901 en el diario Times de Londres pidiendo voluntarios para una expedición al Continente helado. La nota decía lo siguiente: Men wanted for hazardous journey. Low wages, bitter cold, long hours of complete darkness. Safe return doubtful. Honour and recognition in event of success.

Lo que se puede traducir de la siguiente manera: "Se buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. Honor y reconocimiento en caso de éxito."
El PSOE de Andalucía es, por las circuntancias en que se desarrolló el XXXV Congreso del PSOE, una isla en medio de la tónica general. En aquel Congreso el PSOE votó la elección de José Luis Rodríguez Zapatero y, en la misma línea, la renovación del Partido en todos sus niveles. Sin embargo, el nexo de unión con el pasado lo representó el pacto por la elección de Manuel Chaves como Presidente, y eso aisló a Andalucía de la corriente de regeneración que invadió al resto del Partido en España.
Hoy por hoy, la máxima expresión de aquello la tenemos, concretamente, en Sevilla, con un Secretario General de 66 años, una "calidad" democrática interna bastante empobrecida y pocos visos de que una nueva generación política pueda tener éxito en la toma del poder.
¿Será posible que alguien se atreva a seguir la senda de Shackleton y haga un llamamiento por la regeneración, en busca de hombres y mujeres para este "peligroso viaje"? Parece poco probable pero seguiremos atentos para ver qué ocurre...

jueves, 13 de marzo de 2008

HOY, CONFERENCIA DE PHILIP PETTIT EN EL ATENEO DE SEVILLA

Philip Pettit, catedrático de Política y Valores Éticos en la Universidad de Princeton, ofrecerá hoy 13 de marzo una conferencia sobre Republicanismo cívico en el Ateneo de Sevilla. El Centro de Estudios Andaluces es el responsable de la estancia de Pettit en Sevilla, aunque supone ya su segunda presencia en Andalucía porque en junio de 2007 participó en Córdoba en una conferencia organizada de forma conjunta por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA) y el Centro de Estudios Andaluces.

La figura de Pettit ha cobrado relevancia en España desde la publicación de su obra Republicanismo, editada por Paidós en 1999, dos años después de su aparición en inglés bajo el título original de Republicanism: A teory of Freedom and Governement. La obra se ha traducido a lenguas como francés, italiano, portugués, turco, griego, chino, persa, y hebreo. Su última obra apareció en 2007 bajo el título Made with words: Hobbes on Mind, Society and Politics (Hecho con palabras: Hobbes en la mente. Sociedad y Política).

El protagonismo de Pettit se sustenta en su condición de evaluador externo de la política del actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya gestión ha sometido al microscopio de los parámetros del republicanismo. En la tesis política de Pettit el individuo se erige como un sujeto inviolable para el Estado, su estructura, su aparato de poder debe garantizar la independencia e integridad de cada miembro de la comunidad. El Gobierno protege pero sin convertirse en una fuente de dominio público.

Entre las medidas imprescindibles para esa relación de equilibrio Pettit aboga por la elección del poder político en manos del pueblo, la rotación en el poder, el imperio de la ley y la división y el contrapeso entre los poderes. El catedrático de Princeton apuesta por la limitación del poder privado frente a la protección de los ciudadanos más vulnerables.

CREYENTES Y NO CREYENTES

EL PAÍS. TIMOTHY GARTON ASH. 02/12/2007
Debemos ponernos de acuerdo sobre lo que una sociedad libre debe exigir a fieles y ateos.

Uno de los grandes debates de nuestra época versa sobre cómo lograr que individuos de distintas religiones, etnias y valores vivan juntos como ciudadanos de pleno derecho en unas sociedades libres. Ése es el hilo que tienen en común, cada día, media docena de noticias. El otro día, por ejemplo: una maestra detenida en Sudán por permitir que sus alumnos llamaran Mahoma a un oso de peluche; nuevos disturbios violentos en los barrios pobres y étnicamente mezclados de las afueras de París; las conversaciones de paz entre Israel y Palestina, con sus repercusiones en las relaciones entre musulmanes y no musulmanes de todo el mundo; un colegio judío de Londres criticado por insistir en que, para que un niño sea admitido, su madre debe ser judía de nacimiento; escenas de indignación en Oxford porque una sociedad estudiantil de debate ha dado la oportunidad de hablar a un personaje que niega el Holocausto.

La situación de los musulmanes en Europa constituye una parte significativa de este debate, pero es importante recordar que las cuestiones son mucho más amplias. En los últimos tiempos, la discusión sobre los musulmanes en Europa ha cristalizado en torno a unos cuantos personajes públicos, incluidas ciertas opiniones que se me atribuyen a mí. Esta personalización del debate contribuye a darle más visibilidad, pero también corre el riesgo de que se deshaga en oscuros callejones polémicos del tipo de "quién dijo o no dijo qué sobre quién". Seguramente es más útil dejar de lado a las individualidades, por el momento, y volver a formular algunos de los principios fundamentales de la posición liberal laica que yo propongo. Como es natural, no puedo detallarlos en un solo artículo -haría falta un libro-, pero he aquí unos cuantos elementos básicos.

Los musulmanes parten del islam. Los liberales parten del liberalismo. Yo soy liberal, de modo que mi origen está en el liberalismo; no en la parodia propagada por la derecha estadounidense, sino en el liberalismo debidamente interpretado como la búsqueda del máximo grado posible de libertad individual, siempre que sea compatible con la libertad de los demás. Creo que, ante los retos que supone una diversidad en aumento, los ciudadanos debemos ponernos de acuerdo y detallar con más claridad los principios fundamentales de una sociedad libre. Una forma de avanzar en este sentido sería una carta de los derechos y los deberes de los ciudadanos como la que propone el primer ministro británico, Gordon Brown.
Uno de esos principios fundamentales es la libertad de expresión, que se ha visto erosionada de manera alarmante por las amenazas de muerte de los extremistas y por la desacertada voluntad de apaciguarlos de antemano por parte de diversas instituciones públicas y privadas. La libertad de expresión incluye necesariamente el derecho a ofender; no el deber, sino el derecho. En especial, debemos ser libres de decir lo que queramos sobre las figuras históricas, se trate de Moisés, Jesús, Mahoma, Churchill, Hitler o Gandhi, y luego dejar que se contrasten nuestras afirmaciones con las pruebas documentales. Puede que no estemos de acuerdo con lo que digan quienes quieren levantar controversias sobre estas figuras, pero debemos defender hasta la muerte su derecho a decirlo. Por motivos obvios, debe haber límites a lo que se puede decir sobre personas que aún están vivas, pero deben ser unos límites muy precisos.
Otro principio fundamental del liberalismo es la igualdad ante la ley, que incluye la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Otro es la libertad religiosa. Como una de las ideas liberales por excelencia es que debemos ser libres -no sólo de perseguir nuestra propia versión de lo que es una buena vida, sino de cuestionarla y revisarla-, se deduce que debemos ser libres para propagar, poner en tela de juicio, cambiar y abandonar nuestra religión. En una sociedad libre, el proselitismo, la herejía y la apostasía no son delitos. Eso es algo, especialmente en el caso de la apostasía, que muchas versiones tradicionales del islam -para no hablar de las extremistas- no aceptan, pero es una idea liberal fundamental a la que no podemos renunciar.

Para garantizar estas libertades necesitamos una esfera pública laica. ¿Pero a qué nos referimos exactamente cuando decimos eso? Si hablamos de "los valores de la Ilustración", hay que preguntar: ¿qué Ilustración? ¿La Ilustración de John Locke, que reivindicaba la libertad religiosa, o la de Voltaire, que aspiraba a que estuviéramos libres de religión? (simplifico deliberadamente una historia más compleja). ¿Un orden liberal en el que los devotos de todos los dioses tengan libertad para intervenir en la vida pública, en igualdad de condiciones con quienes afirman -a mi juicio, con razón- que no existe Dios? ¿O un orden liberal en el que se mantenga a todos los dioses lo más lejos posible de la plaza pública? (El término republicano francés de laicité se aproxima más a la segunda modalidad, y la tradición de la primera enmienda estadounidense, a la primera). Yo me inclino más hacia Locke, pero no creo que convenga realizar este debate en el nivel abstracto y teórico de ¿qué Ilustración? Es mejor abordar aspectos concretos: escuelas religiosas, nuevas mezquitas, la enseñanza de la evolución, el hiyab, las caricaturas de Mahoma, y así sucesivamente.

No obstante, lo que sí debemos dejar más claro es la diferencia entre el laicismo y el ateísmo. En mi opinión, el laicismo debería consistir en una discusión sobre las normas para una vida social y pública común; el ateísmo es un debate sobre la verdad científica, la liberación individual y la esencia de una buena vida. El debate actual sobre el islam está pervertido por una confusión entre las dos cosas. Los ateos deben tener derecho a decir a los musulmanes, cristianos y judíos: "Seríais mucho más libres de mente si abandonarais vuestra ridícula fe en Dios". Y los creyentes deben tener derecho a contestar: "Tendríais un sentido más profundo de la libertad personal si tuvierais fe". Ahora bien, ninguno puede imponer su postura al otro ni convertirla en condición indispensable para participar como ciudadano en una sociedad libre. El debate político sobre la libertad para la religión y el debate personal sobre la libertad de religión o de la religión tienen que producirse en planos distintos.

Esa distinción, por supuesto, perdería valor si ser un musulmán devoto fuera verdaderamente incompatible con ser un ciudadano de pleno derecho en una sociedad libre. Me da la impresión de que eso es lo que creen varios de quienes participan en el debate actual, tanto ateos como cristianos, aunque no suelen decirlo con todas las letras. Pero la idea asoma una y otra vez: por ejemplo, en la fórmula de que "el islam es incompatible con la democracia". Sin embargo, yo, que no soy musulmán, no tengo más remedio que coincidir con el autor Edward Mortimer, que en su estudio sobre la política del islam, Faith and power, llegaba a la conclusión de que no existe un islam único e inmutable -"no hay más que lo que oigo decir y veo hacer a los musulmanes"-. Lo que dicen y hacen los musulmanes, en nombre del islam, ha variado enormemente a lo largo de la historia, y sigue variando hoy día. Están el Corán y el Hadith (tradiciones orales sobre la vida y enseñanzas de Mahoma), desde luego, igual que está la Biblia. Pero, como en todas las grandes religiones, se trata de textos complejos, sujetos a diversas interpretaciones.

Cuando, esta semana, en The Guardian, un musulmán escribía una carta en la que decía, apoyándose en referencias del Corán, que el islam, debidamente interpretado, apoya "el principio crucial de la libertad de expresión", ¿qué interés podemos tener los liberales no musulmanes en discutirle esa afirmación? Si un cristiano apoya el imperio de la ley, tal como lo entendemos en un Estado liberal y laico del siglo XXI, no se nos ocurre gritar: ¡pero tu Antiguo Testamento dice "vida por vida, ojo por ojo, diente por diente!". A no ser que los intereses ateos -demostrar que la religión no sólo es una tontería, sino una tontería peligrosa- puedan más que los intereses laicos liberales, que consisten en ver cómo puede convivir gente de distintas creencias en paz y libertad.

Se me acaba el espacio, y no he hecho más que empezar. Hay mucho que decir todavía. Todos los comentarios serán bien recibidos, y seguiremos con esta conversación tan importante.

domingo, 2 de marzo de 2008

VIRUS EN LOS COMENTARIOS DE LOS LECTORES


He podido observar que algunos de los comentarios de mi Blog son bastante extraños porque derivan a una página web externa. Debéis tener cuidado y no pulsar en ellos pues se trata de un virus, como vais a poder comprobar por el siguiente artículo publicado en Baquía y que reproduzco a continuación:


Alex Eckelberry, un investigador de la firma de seguridad Sunbelt Software, fue la persona que descubrió y puso en conocimiento la existencia de "links-trampa" en Blogger.com, que dirigen a los usuarios hacia páginas con descargas falsas que pueden infectar los PCs. Eckelberry informó sobre este asunto el pasado 27 de agosto y ahora, después de unos días, ya son varios centenares los blogs en los que han aparecido estas entradas que contienen el link.Según el investigador, no está muy claro cómo fueron posteados los enlaces, aunque cree que podrían haber sido colgados gracias a una herramienta de Blogger que permite a sus usuarios introducir comentarios desde sus correos. El grupo que podría estar detrás de estos ataques ya es conocido por haber llevado a cabo acciones similares anteriormente. La primera vez que utilizaron esta técnica de los links fue en enero, cuando distribuyeron spam con enlaces que dirigían supuestamente a información sobre las grandes tormentas que experimentó Europa el invierno pasado y que en realidad dirigían a un troyano, apodado por la banda como “Storm Trojan”.Los delincuentes que están detrás de estas acciones son expertos en ataques a redes sociales. Suelen cambiar el mensaje que actúa como cebo de sus spams, adecuándolo a una noticia importante o llamativa del momento. Además la “carga explosiva” del virus también suele ser actualizada constantemente para que no sea detectado por los antivirus. La banda del troyano Storm es ya conocida y temida por cualquier experto en seguridad. El total de mensajes de este tipo que ha enviado hasta el momento el grupo es espectacular y se calcula que podrían haber infectado a más de un millón de PCs, tan sólo en los últimos ocho meses.

I PREMIO INTERNACIONAL DE ENSAYO MASÓNICO BELÉN SAGARRA

Hace poco se ha cumplido el primer aniversario del Portal Masónico Arte Real y sus creadores han, para celebrar el aniversario, han convocado entre sus lectores, sean masones o profanos, la 1ª EDICIÓN DEL PREMIO INTERNACIONAL DE ENSAYO MASÓNICO BELÉN SAGARRA, que abordará, en esta ocasión, el problema de la mujer en masonería.
La propuesta consiste en la elaboración de un ensayo sobre el tema "Argumentos contra la segregación sexual en masonería", se trataría de desbrozar, aseguran, los argumentos que pudieran convencer a las Grandes Logias que se niegan a asumir como natural -que no por ello obligatoria- la masonería mixta de que depongan su actitud retrógada y permitan que la masonería deje de ser, en este aspecto, una institución reaccionaria.
La extensión máxima de los trabajos será de cuatro folios a doble espacio y podrán enviarse a partir de mañana y hasta el 1 de abril a premiosagarra@franc-masoneria.org.
El ensayo ganador del certamen, que se dará a conocer, junto con la composición del jurado, el día 2 de mayo de 2008, se publicará en ARTE REAL y en el diario ciudadano EL PENSAMIENTO, amén de dedicársele un programa en el podcast masónico DELTA.
También se traducirá al inglés, francés y alemán para su difusión entre los medios masónicos en Internet que colaboran con ARTE REAL, pudiendo éstos publicar dicha traducción si así lo desean.
El ganador o ganadora del premio recibirá, además, en su casa, un diploma y un ejemplar de EL CIMIENTO MIXTO EN MASONERÍA, de la historiadora Maria José Lacalzada de Mateo, un espléndido estudio de los inicios del Derecho Humano en España editado por la Fundación Maria Desraismes.