domingo, 28 de marzo de 2010

Masones, secreto desvelado

El Correo de Andalucía - César Rufino - 25/03/2010



La logia masónica viva más antigua de Sevilla, Obreros de Hiram, cumple 25 años. Allí, 45 miembros trabajan en la única modalidad de la construcción donde no hay paro: el yo interior

"Los masones también pitamos en los atascos." Antonio Hernández satisface esta curiosidad periodística a risa limpia y con una levísima turbación, como de niño pillado con la mano en el tarro de las galletas. Está claro que el principio del masón, trabajar hacia el progreso y la tolerancia para un mejoramiento moral, admite pequeñas canitas al aire que no son sino testimonio de su humanidad. "Lo interesante de la masonería no es que no pites en los atascos; es que comprendes que alguien te pite a ti." Para reforzar esta larga cambiada, su compañero José Luis Cobos añade el colofón: "No tenemos vocación de santos."

Antonio es Maestro de Ceremonias de la logia Obreros de Hiram. Tiene 36 años, mujer y dos niños y es publicista del Ayuntamiento de Sevilla. Ríe mucho. José Luis, en cambio, a sus 70 años, tiene una forma de alegría que recuerda mucho al pesimismo pero que acaba revelándose como la paz de la sencillez. Si fuese un paisaje, sería un olivar al atardecer. Es Segundo Vigilante de la logia y está casado con la Venerable Maestro (le gusta más que acabado en a), Ascensión Tejerina. Los tres (luego serían bastantes más) han concurrido a la logia esta semana para abatir tópicos y abrirse a Sevilla por el 25 cumpleaños de la institución.
Llegados a este punto, cabían dos opciones: entrar en el fárrago de explicarlo todo (que si la espada, que si el compás, que si el ritual, que si la vela, que si Dan Brown...), asumiendo que usted está dispuesto a pagar por leer el típico reportaje sobre masonería de toda la vida de Dios, o bien sentarse todos a charlar a ver qué pasaba, aprovechando la cantidad de sillas disponibles en este local junto a Kansas City. Qué cómodas eran las sillas.
"¿Qué creo que me pasará cuando me muera?", repite José Luis. "Mi desaparición absoluta. Mis moléculas, mis energías, los átomos que componen mi cuerpo se disgregarán para siempre."_Lo expone con una conformidad tan satisfecha de sí misma que diríase que haya pasado ya por ese trance tres o cuatro veces. No todos están de acuerdo con él; es más: la masonería más clásica es toda ella creyente. Es otra de las ventajas de las que se enorgullece el masón: que no se juntan por pensar igual, sino por pensar diferente, aclara la Venerable Maestro. Sin diversidad no hay logia. Por eso, dicen ellos, son lo menos parecido a una filosofía, a un partido político o a una religión. Y de sectas ya ni se habla. "A mí no me serviría la fe", explica el Segundo Vigilante. "Albergar alguna esperanza me relajaría en mi responsabilidad sobre mí mismo para reconducir mi vida hacia donde yo quiero."
A todo esto, Antonio no ha dejado de sonreír. A él hay una frase de la masonería que le gusta sobre las demás: "Lo que tú haces, te hace." A su lado hay un damero en el suelo que representa el mundo. En tres de sus cuatro esquinas hay sendos pilares: uno representa la sabiduría, otro la fuerza y otro la belleza. Pues bien, "una vez, unos desconocidos entraron de noche en el local, pero luego no faltaba nada. El caso es que, cuando llegó la Guardia Civil, dijo: ¡Parece que se han llevado un pilar!" Un chiste de masones.
Ascensión tiene 54 años y es asesor fiscal. ¿Cuánto desgravará la factura de haber tallado uno su yo interior? "Yo me siento esencialmente feliz", responde, cuando se le pregunta si lo es. Conciliar, concilia mal, la verdad. Antonio se apunta a esta tesis: "No, es que no se concilia." Antonio luce en su solapa una florecilla metálica. "Es un nomeolvides azul. La flor con que los masones perseguidos por los nazis se identificaban entre ellos."
Al principio decían que no, que no tanto, pero luego acaban reconociendo que toda esa atmósfera de secreto y misterio les chifla. De hecho, hasta tienen una especie de combinación de caja fuerte para abrir la puerta desde la calle. "Es por si llega alguien cuando estamos en plena reunión." Le podían haber dado una llave a cada uno.
Para el masón, heredero de los constructores de catedrales, uno es para sí mismo una piedra que puede ser cualquier cosa y que por eso mismo debe ser tallada. Si a usted le apetece este oficio de cantero, sepa que la cuota es de 33 euros al mes (simbólicos hasta la muerte). Y no se preocupe: el rito de iniciación no es una especie de novatada de la mili, sino tres exámenes y una inofensiva ceremonia. Se trata de saber si el aspirante es persona respetuosa y tolerante. Lo de eviscerar el gallo negro y sacrificar a la doncella es otro día.

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